Por fin, podemos felicitar el año nuevo con alegría y alborozo. Por fin, estrenamos un año nuevo limpio y lleno de renglones vacíos.
Como parte de la gran familia de la hostelería vasca, me siento defraudada.
Defraudada por las instituciones y su indolencia ante el descalabro de un tejido económico que sostiene a tantas y tantas familias.
Defraudada por una sociedad que no respeta las normas mínimas para la convivencia en tiempos de pandemia.
Y sobretodo defraudada por una generación que teniéndolo TODO, no está haciendo NADA.
Dejen que me explique.
El gobierno español y por ende, el gobierno vasco, decidieron en plena pandemia señalar como cabeza de turco los servicios hosteleros como foco de contagio por su carácter ocioso. Este argumento fue acogido con cierta unanimidad por parte de la población, entendiendo que el cierre podría revertir en la tasa de contagios y aunque en un principio pareció efectivo, a la larga ha quedado claro que el foco de contagio se origina en cualquier multitud de gentío, lease; empresa, escuela, centro comercial, gran superficie, gran familia, gran cuadrilla, etc.
¿Cómo puede ser que pese a las reiteradas evidencias de lo que ocurre y donde ocurre, la hostelería siga cerrada?
No es un servicio esencial, dicen.
Perdón por la discrepancia pero creo que el gobierno vasco desconoce algunos datos.
"El 77% de los vascos sale de bares todas las semanas y un 9% de ellos a diario" EUROPA PRESS NOTICIA 11.07.2019 - 12:52H
Probablemente al leer estas cifras nos venga a la mente la imagen de bares repletos de familias en fin de semana pero, a mi parecer, esconden otra realidad. Concretamente un día a día de cafeterías y bares que ofrecen menú del día y acogen a la población trabajadora que discurre por cada municipio.
En estos bares, los currelas mañaneros se toman el cafelito que no se han tomado en casa por no despertar a la familia.
En estos bares, las oficinistas que nunca terminan con el papeleo comen a toda mecha y respiran relajadas un rato.
En estos bares, los comerciales de todo lo que se puede vender se sientan y toman nota de lo poco que han vendido.
En estos bares, las mujeres que limpian, cuidan, acompañan...se toman su café con leche para poder seguir sosteniendo el mundo.
En estos bares, todo aquel ciudadano que pasa el día fuera de casa puede utilizar un aseo en dignas condiciones. Poco parece.
"La Ertzaintza interviene en una celebración de un cumpleaños en Bilbao, con 13 adultos y 19 menores de edad" 20M EPNOTICIA 01.02.2021 - 17:34H
Esta ciudadanía que tanto me preocupa en cambio, no parece haberse dado cuenta de la necesidad de cumplir esas normas que tan estrechamente cumplen los bares y restaurantes.
Lo triste de este titular, a mi parecer, es el referente de conducta que esos 19 menores están recibiendo por parte de sus propios progenitores, a los cuales me gustaría recordar que en la próxima pandemia sus vástagos podrían actuar de igual forma. Cuidado que para entonces serán grupo de riesgo.
No tengo titular para definir el sentimiento de asombro que me produce mi propia generación. En plena cuarentena, de edad, somos incapaces de empatizar con nada que no sea nuestro propio miedo, bonita película de terror.
LA RECETA
Desde OSOA les propongo una receta muy simple, traten de preparar ese pintxo de tortilla y ese cafelito cuidando de todos estos detalles:
Cercanía, accesibilidad, amabilidad, dedicación, integración, cohesión social, fomento del comercio local, sostenibilidad, salario digno, vida de barrio…
Cuando consigan en casa lo mismo que consigue cada uno de los bares que frecuentan, avisenme. Entonces, ya no seremos necesarios.
EQUILIBRANDO
ANNE OTEGI
OSOA sukaldaritza&ikaskuntza
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Etiquetas: nº 197 - abril 2021