LA NOVELA ES LA MADRE DEL CINE
Comienzo mi reflexión mensual con otra cita, pero esta proveniente del doctor en física de mediados del siglo pasado llamado Hugh Everett III.
“Todo lo que puede suceder ocurre en universos paralelos”.
Nació en 1930 en el pequeño estado de Maryland en la costa este de los Estados Unidos. Su vida fue ajetreada y nos dejó con apenas 51 años. Tal vez el relato histórico de un infarto no fuera tal. Pudiera ser que lo que de verdad hizo fue solo cambiar de universo en su desmesurado afán por demostrar una teoría flipante donde las haya. La seductora hipótesis sobre los multi universos.
Su vida y milagros no es en exceso conocida pero la teoría que pretendía demostrar ha dado vida a más de una novela, La IMM (Interpretación de los Muchos Mundos), la propuso nuestro genio en 1957. Una insólita mezcla entre las matemáticas, la física cuántica y la propia realidad física.
“¿Y esto a cuento de qué viene?” me preguntarán mis queridísimos lectores. “Que le vemos muy profundo para lo liso que es usted a veces”, me espetarán.
Os explico.
Viene a colación de mi última novela, de pronta, espero, aparición, titulada El perfume del hambre. Canfranc secreto. El peso del relato se apoya en esta teoría físico-filosófica. Curiosa y tremendamente sugerente. Una reflexión sobre los límites de tan tentadora hipótesis. Toda mi vida profesional he manejado dicho concepto y pocas veces he obtenido respuestas. Realidad o sueño. Tal vez sea esta la ocasión donde me he acercado más. Quien sabe.
Como bien dice el título de este pequeño articulo el cine es el hijo más guapo de la literatura. El más embaucador, zalamero como pocos. Nos enreda con vibrantes sonidos, susurros lacrimógenos, colores y hasta olores. Nos hace vivir durante un par de horas en otra dimensión. En un paraíso de unicornios y centauros, de seres que flotan y bucean. El lugar donde he visto más de cerca la posibilidad de que la IMM fuera verdad. El sitio donde el visionado de nuevos universos esta más cercano a la realidad tal y como la conocemos.
Pero tal vez sea solo una ilusión y lo que propongo en mi relato no sea más que, de nuevo, una hipótesis muy sugerente que se mantenga en el cajón que se encuentra detrás de la linea roja de no poder demostrarla.
Lo pensé en su momento cuando me embarqué de nuevo en la odisea que significa escribir un nuevo libro. De eso hace ya casi cuatro años. Un relato de aventuras en la piel, pero con muchas capas interiores. Divertido y entretenido.
Lo cuento porque septiembre, en Donostia, es el mes del cine. Un puñado de visionarios hace 72 años tuvieron la genial idea de alargar el escaso verano de su ciudad para el bien de los comerciantes creando un Festival de Cine. El SSIFF. San Sebástian International Film Féstival. El Zinemaldia para los de aquí. Un encuentro con otro universo. Nunca pudieron imaginar la repercusión que eso tendría para todos los que vivimos en ella.
Como por desgracia no tengo abuela lo diré yo mismo. Mi novela es muy sugerente para tener un hijo cinematográfico. Seguro que habrá más de un Tío Gilito que quiera atravesar esa frontera que existe entre el cine y la literatura cuando termine de leerla. Os aseguro es muy delgada. Tal vez no lo es tanto. No sé. Pero parafraseando a nuestro amigo Paco, “yo vine a hablar de mi...” Vamos, anímese desconocido productor. Tal vez le convenza desde mis letras para atravesar esa frontera extraña y ambigua entre la prueba y el error.
Lo dicho, maixu, me repetirán mis lectores, que está usted hoy muy profundo.
¿Sí?
Es el mes del cine y todo puede ocurrir. Anythings goes.
Me piro a cocinar que también es lo mío.
TE LO DIGO
...y te lo cuento
Xabier Gutiérrez
Cocinero y escritor