Toca volver, al curro, al tajo, a la faena, a la escuela o a la cárcel, cada uno sabrá. Lo que está claro es que volvemos con pocas ganas,de hecho hay quien no trae ninguna gana, no es un secreto. Sin ganas y sin fuerzas la cuesta resulta empinada y endemoniada hasta la extenuación y a más de uno le da un ataque de nervios a mitad del mes de septiembre. Tranquilo todo el mundo, pasa hasta en las mejores familias.
Para aliviar la situación, muchos expertos recomiendan los suplementos alimenticios como quien ofrece ositos de gominola, que por cierto existen también, digo los suplementos vitamínicos con forma y sabor de gominola, ya tu sabes.
Sentido común, siempre, por favor.
Los suplementos alimenticios como bien indica su nombre NO son medicamentos, por tanto no siguen los mismos controles que estos aunque no son inocuos y pueden resultar perjudiciales. Habitualmente cargados con vitaminas hidrosolubles y liposolubles ademas de algun agregado estimulante los utilizamos para combatir la falta de energía aunque realmente no funcionen. Ups, spoiler.
¿Saben ustedes que un exceso de vitamina C puede llegar a producir dolor de cabeza? ¿Y que la vitamina C no cura el resfriado?
Las naranjas no tienen la culpa, ojo cuidao, son buenísimas cuando tienes catarro y necesitas tomar líquido y resulta que el agua te sabe sosa. El caso es que nuestro cuerpo está excelentemente provisto de las vitaminas adecuadas cuando nuestra alimentación es sana y variada, incluso cuando no lo es, del todo, también. Siendo esto así, el déficit vitamínico se da en casos como la ingesta de ciertos medicamentos, malabsorción intestinal, esfuerzo físico prolongado o grupos de población específicos como, embarazadas, lactantes y personas de edad avanzada.
En cualquier caso los estados carenciales vitamínicos sólo puede diagnosticarlos un profesional por medio de un análisis de sangre y posteriormente pautar una dosis médica segura. Lo que realmente cualquier doctor o profesional farmacéutico debería pautar es una dieta equilibrada y aun siendo así, hacemos oídos sordos.
Hagan caso, la ingesta de alimentos no aporta valores excesivos de vitaminas, por lo tanto es SEGURA.
Si lo que ustedes quieren es reducir el cansancio les conviene aumentar el ácido fólico y las vitaminas del grupo B. Puede ser que necesiten mantener su sistema nervioso en óptimas condiciones para lo cual además de las vitaminas del grupo B añadirán cantidades de vitamina C. Finalmente para poner a tono su sistema inmunológico agregen al cocktail la vitamina A y D.
Vean ustedes si es fácil que les voy a recetar el menú completo de un día: Desayuno; pan integral con aceite de oliva y tomate restregado. Bebida caliente al gusto. Almuerzo; Salpicón de garbanzo supersónico para el curro. Merienda; Fruta de temporada y un puñadito chiquitito de frutos secos. Cena; Sardinas en sarten con mega ensalada.
Y como me siento generosa, tanto o más que las grandes superficies que regalan “corticoles”, que por cierto no son un medicamento, ahí va la receta del salpicón de garbanzos que en mi casa es TOP TEN y además barato, que también se agradece, maldita vuelta al cole.
SALPICÓN DE GARBANZOS
INGREDIENTES:
- Un bote de garbanzos cocidos
- Una taza de arroz integral cocido
- Un pimiento rojo
- Un calabacín
- Una cebolla
- Rabanitos varios
- Una o dos zanahorias..
MÉTODO:
Abrir el bote de garbanzos y enjuagarlo bajo el chorro de agua fría, verter en un bol. Limpiar y trocear en brunoise el calabacín y las zanahorias, saltearlas con un poco de aceite de oliva hasta dorarlas, añadir al bol. Picar finamente la cebolla y el pimiento rojo, añadir. Cortar los rabanitos en rodajas finas y agregar junto con el arroz cocido a la mezcla. Revolver el conjunto y aliñar lo más tarde posible.
EQUILIBRANDO
ANNE OTEGI
OSOA sukaldaritza&ikaskuntza
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Etiquetas: nº 180 - septiembre 2019