Viernes, 22 Noviembre 2024

EL GRAN PROBLEMA DE LA HOSTELERÍA

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Por una vez hosteleros, clientes, trabajadores, Asociaciones de Hostelería, instituciones... están de acuerdo. La Hostelería se enfrenta a un gran problema: la falta de personal, expresión que algunos limitan a “la falta de personal cualificado”, pero que va más allá, ya que cualificados o sin cualificar, nadie quiere trabajar en hostelería. Las condiciones salariales, los horarios, los abusos... son fuente continua de quejas por parte de los trabajadores, mientras que la falta de profesionalidad y compromiso, la poca capacidad de sacrificio, las exigencias laborales y los nuevos métodos de control horario preocupan y cabrean a los empresarios hosteleros. Los camareros y camareras quieren que su jornada se equipare a la de un trabajador u operario de fábrica o de oficina con su horario fijo, sus días libres y sus vacaciones y los hosteleros pretenden que el personal y las instituciones comprendan que su actividad depende mucho de factores imprevisibles como el clima, la afluencia de turistas, el baile de puentes y períodos festivos y vacacionales... que hace que la producción, el trabajo a realizar, no pueda ser controlado con la misma regularidad que en una empresa al uso. Y no hay entendimiento. Cada cual defiende con dientes y uñas su posición y sus necesidades y el baile del personal y las carencias al respecto en bares, cafeterías y restaurantes son cada vez más evidentes.

A río revuelto, ganancia de pescadores, ya se sabe. Y el actual panorama se ve, además, agravado por la irrupción de los grupos inversores que, a golpe de talonario, como acostumbran a hacer, “birlan” a los bares sus mejores camareros y camareras para ponerlos como jefes de barra en los bares de sus cadenas mientras explotan sin disimulo al resto del personal.

El resultado es que los bares y restaurantes convencionales, pequeños y medianos establecimientos que han salido adelante en el pasado por su carácter familiar y las horas de trabajo invertidas sin retribución económica lo tienen muy difícil para contratar y para mantener personal en condiciones, y entre dicho personal también prolifera una gran cantidad de vagos y sinvergüenzas a los que da igual encontrarse en la barra de un bar o un comedor de cara al público que en una cadena de montaje de zapatos. 

Se habla muchas veces de la excelencia en el servicio. Las escuelas de hostelería organizan caros y especializados masters de sala, de sumillería... pero falla la base. ¿No sería interesante el crear cursos de “primaria” para camareros rasos en los que estos aprendieran los principios mínimos para servir un café, preparar un gin-tonic, tirar una cerveza y, sobre todo, ser diligentes en su labor y amables en el trato con el público? Si se crea un cuerpo de camareros de base profesionales que rindan realmente en su labor, sería más sencillo hablar luego de horarios y condiciones, ¿No creen?

 

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ESTUPIDO CONCIENZUDO


JOSEMA AZPEITIA
Coordinador de Ondojan.com

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