Viernes, 22 Noviembre 2024

UNA DULCE PERDIDA

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Cuando estábamos a punto de cerrar este ejemplar de Ondojan.com nos llegó la conmovedora noticia del fallecimiento de Jose Mari Gorrotxategi, tolosarra universal que llevó durante su larga vida la profesión de confitero con orgullo, dignidad, profesionalidad y, sobre todo, vocación didáctica. 

Fue su propio hijo, el también confitero Rafa Gorrotxategi, quien lo comunicó a sus allegados mediante un escueto y sentido wassap en euskara y castellano en el que rezaba: “Siento comunicaros que hoy ha fallecido mi querido aita. Una gran persona, el mejor padre y amigo de todo el mundo. Maestro de la vida, querido por todo el mundo por su sencillez, su simpatía y su buenhacer. Aita, siempre te llevaré en mi corazón.” Sentidas palabras que resumían a la perfección el amor, recíproco, de Rafa hacia su padre. Puestos en contacto con él, nos confesó sentirse, por una parte, “satisfecho, pues el aita ha tenido una larga vida, una vida de calidad, y se ha ido sin sufrir”, mientras que por otra parte se sentía profundamente emocionado “por la gran cantidad de expresiones de cariño” que estaba recibiendo.

Ondojan.com ha guardado, desde sus inicios, un estrecho contacto con la familia Gorrotxategi. De hecho, ya en nuestro número 2, en agosto de 2003, la entrevista principal de la revista fue protagonizada por el confitero, que se prestó a contarnos su vida y milagros.

Al inicio de la entrevista, realizada por el periodista Javier Prudencio, podíamos leer la siguiente introducción: “Vino al mundo el Domingo de Ramos de 1929 en Tolosa, en un segundo piso situado entre la tahona de chocolate y el obrador de la confitería que su padre había adquirido cuatro años antes. José Mari Gorrotxategi tiene el hablar de un erudito, una personalidad forjada por los años y un sentido del humor muy “de aquí”. Profesional de gran imaginación y creatividad, lo primero que declara es que él no entró en el mundo de la confitería: “Me entraron”. Único chico de cuatro hermanos, a los 14 años le dijeron: “Tú, confitero”. Ese mismo año, con las cien pesetas que le regalaron los Reyes Magos se compró su primer libro: ‘La Confitería de la Marquesa de Parabebe’, que años después prestó a una señora para no volver a verlo jamás”.

Afirmaba durante la entrevista Jose Mari que “Me han gustado los que me han definido como una especie de Quijote, un creador fuera de las normas, con imaginación y creatividad, siempre buscando la satisfacción del cliente”. Damos fé de que esa ha sido su actitud vital a lo largo de su larga y provechosa existencia. El Paraíso será a partir de ahora un lugar más dulce. Goian bego, Jose Mari Gorrotxategi. Eskerrik asko euskal herritarron eta munduko bizilagunon bizitza gozatzeagatik.

 

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ESTUPIDO CONCIENZUDO


JOSEMA AZPEITIA
Coordinador de Ondojan.com

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