NO SÉ POR QUÉ...
Puede ser por su carácter y personalidad única en el mundo. Por su directa, salina y profunda sapidez en boca. Por sus deliciosos e inquietantes aromas que te transportan hasta su origen. Por su gente, por su alegría, por sus cantes, por su sol.
Será por la magia que encierra el "velo de flor" y cómo transforma un vino más bien neutro en una fiesta para los sentidos y aprovecha esa segunda oportunidad que le da la naturaleza.
Por sus criaderas y soleras que hacen al vino eterno.
Por el milagro de sus suelos, de su albariza, formados hace treinta millones de años por conchas de diatomeas con el fin de hacer felices a las personas.
Puede ser porque no son vinos fáciles, ni evidentes. No son de esos vinos que gustan a las primeras de cambio. Son vinos que necesitan de un cierto bagaje anterior.
Porque son vinos que no tienen fin. Porque son eternos. Porque nunca quieres que se termine la copa.
Porque se comportan de forma excepcional en la mesa. Porque maridan con lo inmaridable. Porque ensalzan la comida. Porque me sientan bien.
Será porque siempre es buen momento para beber alguno de sus vinos y siempre que bebo uno de sus vinos es un gran momento.
Puede ser porque ningún otro vino te ofrece tanto por tan poco.
Será acaso por la profunda devoción que hacia ellos han mostrado ilustres personajes como Shakespeare, Gregorio Marañón, Víctor Hugo, Alexander Fleming, Alejandro Dumas, Benito Pérez Galdos, Franklin D. Roosevelt o Pablo Neruda.
La verdad es que no se por qué pero adoro los vinos de Jerez.
ESENCIA DE VID
DANI CORMÁN
ESSENCIA WINE BAR & STORE
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