Ahora que llega el verano y que el calor en los hogares nos invita a buscar esa brisa en las terrazas de nuestros barrios y pueblos donde poder socializar, que es lo que más nos gusta por estos lares, no puedo más que echar la mirada hacia atrás y recordar mi juventud.
Cuando uno empieza a descubrir otras sustancias más allá del mosto con los aitas.
Lo normal, juntarse los amigos y pillar litronas, al puerto y después ya de bares. Con el tiempo y la mejora de la economía particular, íbamos directamente de bares donde socializar. Anécdota: El DV en una sección de jovenes periodistas hizo un artículo sobre los jovenes y el alcohol, la foto que lo ilustraba era la de mi cuadrilla en el antiguo Mendaur de la calle Fermin Calbetón donostiarra. No les hizo mucha gracia a nuestros aitas.
Todo esto viene a cuento de una conversación con una clienta de la tienda que coincidía con lo que nos pasó, empezamos bebiendo cervezas de dudosa calidad y nos pasamos al Kalimotxo (que ya diréis de qué calidad era) Todo fue porque la cerveza nos hinchaba enseguida y ya no nos apetecía seguir bebiendo.
Hasta que un día alguien te da una cerveza buena y allí descubres que este país se divide en dos: cerveza buena o cerveza mala; vino bueno o vino malo; comida buena o comida mala; café bueno o café malo. Y la diferencia no es tanto el precio sino las ganas que tenga el hostelero de cuidar de verdad a su clientela y por qué no, de presumir de tener buenos productos de verdad.
Está claro que poderoso caballero es don dinero, y que si tu negocio solo se vasa en lo más barato para cobrar lo más caro, difícil es poder presumir de hostelería.
Tengo claro que las tiendas de buenas cervezas como Hopa van a seguir existiendo para poder dar ese cariño a tantas personas que claman por beber unas cervezas de calidad sean del estilo que sean.
Brindemos por un futuro mejor... ¡¡¡HOPA!!!
CERVEZA
Artesana
Liteo Leibar
HOPA Beer Denda - Donostia
Etiquetas: nº 235 | julio 2024