PASADO, PRESENTE Y FUTURO

A lo largo del año pasado hemos hablado de cómo surgieron las marcas de cervezas, de sus estilos, de los premios y de más cosas.

Hoy me voy a centrar en el sector; un sector joven por estos lares que, como todos, va evolucionando, para unos mejor que para otros.

Empezamos por el principio, que es definir qué es la cerveza artesana. En el ámbito del derecho, el Real Decreto 678/2016, de 16 de diciembre, define la fabricación artesanal de cerveza como «un proceso que se desarrolle de forma completa en la misma instalación y en el que la intervención personal constituye el factor predominante, bajo la dirección de un maestro cervecero o artesano con experiencia demostrable y primando en su fabricación el factor humano sobre el mecánico, obteniéndose un resultado final individualizado, que no se produzca en grandes series».

EL PASADO en España es muy reciente y se podría decir que empezó en el año 2000 cuando aquellas personas (amigos) decidieron dar el paso de elaborar en casa a crear marcas y fábricas de cerveza. En Euskal Herria todavía hubo que esperar. Ponemos fecha en 2010 con la creación de Naparbier, que es la más veterana actualmente y está entrando en la pubertad. A partir de entonces han ido creándose más marcas y abriendo diferentes fábricas por la geografía que están logrando ser un referente, no solo en Euskal Herria, si no en España y a nivel internacional.

Vemos que el pasado ha sido muy fructífero para el sector, en modo de creación de un modelo de consumo que ha calado en un público de todas las edades. A Hopa Beer Denda vienen personas de 18 a 86 años (es la persona de mayor edad que nos la ha indicado, enamorada de la Remastered Marzen de Drunken Bros).

EL PRESENTE se antoja algo convulso. Está claro que una explosión de tantas marcas y fábricas en tan poco implica que no todas sean rentables a día de hoy. El mercado va evolucionando de una manera más lenta y, aunque cada día hay más adeptos, los consumos van variando, siempre lastrados por las circunstancias del mercado que nos están tocando vivir: pandemia, guerras, los aumentos de precios de energías y alimentación… podríamos enumerar cientos de penalizaciones al aumento de consumos de un producto que implica un esfuerzo mayor que otros sucedáneos industriales.

Hablando con diferentes productores, se podría decir que muchos están en el punto de seguir con el proyecto o abandonarlo (no venimos a meter miedo).

Está claro que el aumento de marcas, ya sean nómadas o con fábrica propia, implica que el consumidor tenga mucha variedad para elegir y que si, en un sitio se consumen 100 cervezas al día, no por meter más marcas se va a consumir más.

Así que vamos a tener un añito con diferentes cambios en fábricas y marcas. Algunas cambiarán de socios, otras desaparecerán. Como en todos los sectores, cada cierto tiempo se hace una criba y se reposiciona el mercado. Y más en un sector que evoluciona muy rápido en gustos.

EL FUTURO se presenta muy esperanzador, quien lo diría después de leer El Presente. Y es que el mercado necesita una reestructuración y que incluso desaparezcan marcas y fábricas para que las que queden sean muy rentables a corto plazo.

Seguro que alguna fábrica se unirá a algún grupo industrial grande. Eso no es malo, siempre y cuando se mantenga la filosofía de marca. También nacerán nuevas marcas y nuevas fábricas y, dentro de unos años, algunas se tendrán que replantear su siguiente futuro.

Lo que sí tenemos claro es que irán creando nuevas recetas, aparecerán nuevos estilos y los gustos de las personas irán variando.

Qué suerte que la cerveza sea una bebida que permite tener tanta variedad como para adaptarse a cada consumidor. Y qué suerte tienen las nuevas generaciones que van a poder evitar beber tanta morralla industrial.

Disfrutaremos todos los días con una cerveza artesanal, eso no va a desaparecer. No solo ha venido para quedarse sino que irá cogiendo peso con los años y, poco a poco le dará un sorpasso a todo el sucedáneo que se hace pasar por cerveza.