Viernes, 22 Noviembre 2024

ÉSTE VA DE PROPINA

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Hace unos días leía en un periódico la noticia de la indignación de una camarera estadounidense por la propina recibida de unos clientes españoles, ya que, por lo visto, aunque sí habían dejado propina, no le parecía suficiente. Dejando de lado el habitual ego norteamericano que impulsa a los estadounidenses a imponer sus costumbres a todo el resto del mundo, y las malas formas de las declaraciones de la camarera, lo cierto es que siempre he encontrado muy atinado el dicho de “donde fueres haz lo que vieres”. Al otro lado del charco, lo adecuado es dejar una propina de entre un veinte y un veinticinco por ciento de la cuenta, y así viene especificado en las notas, y es impensable que un comensal no lo haga. Este carácter obligatorio tiene mucho que ver con las nóminas de los trabajadores y el derecho laboral.

En los EEUU, meca de la democracia representativa, la legislación laboral es bastante distinta, es una colección heterogénea de leyes federales y estatales, y se centran básicamente en los motivos de despido, el salario mínimo, el derecho a sindicarse y a la huelga y la no discriminación, pero la legislación es difusa y cada estado puede mejorar las condiciones básicas que impone la ley federal. Según la propia web del Departamento de Trabajo, en Estados Unidos, para un camarero, el salario mínimo básico combinado en efectivo y propinas es de $7.25, mientras que el “crédito de propinas” es de $5.12 por hora. Esto se refiere a que el empleador tendría que pagar al trabajador si éste no recibió al menos esa cantidad en propinas por hora durante un período de pago.

Por otro lado, la remuneración mínima en efectivo es de $2.13 a nivel federal Tomando como ejemplo un estado turístico como Florida, según la legislación, este estado forma parte de la lista de los que exigen que los empleadores paguen a los empleados que reciben propinas un salario mínimo en efectivo por encima del exigido por la Ley Federal de Normas Laborales Justas ($2,13/hora). Por eso, en el gigante norteamericano, las propinas forman parte del salario, y los trabajadores se esfuerzan por prestar un buen servicio que les sitúe en la parte alta del porcentaje socialmente pactado. De ahí la importancia de las propinas y el consiguiente enfado de la camarera.

En nuestro país, y en Europa en general, cada trabajador recibe un salario según convenio, que prevé todos los conceptos, por lo que las propinas se configuran como un premio a un servicio especialmente bueno, y se entiende como algo voluntario. Aunque por lo visto algunos locales de Madrid y Barcelona están empezando a sugerir las propinas adecuadas en las cuentas.

Personalmente soy partidaria de reconocer en forma de propina el trabajo de quien nos atiende con excelencia. La que escribe estas líneas, que fue camarera antes que abogada, agradecía enormemente que le dejaran una propinilla, no sólo por la cantidad en sí, sino por el reconocimiento que ello suponía a mi trabajo, y eso que, en mis tiempos, las camareras extra no siempre teníamos derecho a entrar al reparto de las propinas, pero de esa y otras malas costumbres ya habrá tiempo y artículos para hablar. Mientras tanto, queridos lectores, rásquense un poco el bolsillo, y agradezcan cuando les tratan por encima de los estándares, su camarero se lo agradecerá.

ALAZNE_CANO_colaboradora

  

 

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Alazne Cano
Letrada - Col. 4461 ICAGI

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