MAGDALENAS DE MANZANA

Es época de manzanas y es verdad que el atractivo de ellas no solo es por el txotx, ella tiene una infinidad de utilidades maravillosas, no me extraña que la mazana sea esa fruta que tentó en el paraíso o que fue utilizada para simular ese objeto de deseo, esa manera de seducir y embaucar a Adán. Incluso la fascinación por ella es la que Blancanieves hace irresistible darle un mordisco aunque la mano que la ofrecía fuera cuanto menos sospechosa. La historia la abala por su casual caída sobre la cabeza de Newton, tan imponente ella como para acabar siendo la imagen de una marca de tecnología y tan majestuosa como para renombrar a una de las metrópolis mas grandes y conocidas del mundo, Nueva York.

Aquí una servidora, cada vez que ve un postre o plato elaborado con ella, no se puede resistir a sus encantos, y ahí es donde entiendo a Blancanieves. Donde muchos ven esa fruta que completa el bodegón del frutero que habita en la mesa de la cocina como un centro de flores que engalana una mesa de postín, yo veo una fruta que en su variedad puedes encontrar tu alma gemela. Algunas ellas mas rústicas, otras mas dulces o amargas, aquellas verdes ácidas como las opiniones trasnochadas de ese cuñado en la cena de Nochebuena. En la variedad está el gusto y en cuestión de manzanas el abanico es tan amplio como cromático, tan extenso como una película de Scorsese. Así que dale la oportunidad a la caída del árbol, a la que te ofrece la mano sospechosa o si te la da una diosa.

Ingredientes para 12 unidades: