A VUELTAS CON LA VUELTA
Escuchar a personitas de 12-13 años decir que quieren hacer dieta cuando están en un peso óptimo, y se abstienen de comer un trozo de pastel en un entorno de celebración familiar, me hace saltar las alarmas.
Aunque persistan los calores estivales, ya ha llegado el otoño con su vuelta al cole, el color naranja de la calabaza y a re-conectar un año más con los hábitos saludables de alimentación, ejercicio, y salud mental. Otra nueva oportunidad para volver a conectar con nuestro cuerpo para quererlo y aceptarlo. Otra oportunidad para alejarse de la cultura de la dieta y aprender a tener una relación saludable con los alimentos, deconstruir nuestra base de datos y volver a crearla a través de buenos profesionales actualizados y rigurosos, alejándonos del ruido sin sentido de tanta desinformación que nos hace dudar y aceptar falacias entorno a esta necesidad básica.
Pero ¿Cómo saber si la nueva tendencia alimentaria que nos llega es “buena” o “saludable”?¿Cómo re-aprender a reconciliar arte culinario, nutrición, placer y necesidad?
Cómo todo, requiere dedicación y trabajo duro, aprender a escucharnos saliendo del ruido para buscar el silencio. Salir del positivismo inocuo del “Yes we can” que parece que se hacen solas las cosas a coger el toro por los cuernos y decir a través del esfuerzo, la constancia y de ocuparme y no preocuparme volveré a tener una relación sana con los alimentos.
Este mes vengo reflexiva. Escuchar a personitas de 12-13 años decir que quieren hacer dieta cuando están en un peso óptimo, y se abstienen de comer un trozo de pastel en un entorno de celebración familiar, me hace saltar las alarmas. Porque también tenemos responsabilidad ante lo que nos ven hacer o decir personas que están en edad de educarse. Porque la comida también es contexto. Y nosotrxs somos ejemplo. Hay que añadir que con el uso de las redes sociales, donde un pre-adolescente o adolescente pasa mucho tiempo, hay un bombardeo constante de exposición a cuerpos perfectos que no son reales como medida de belleza. En un momento crucial que es esta etapa donde se está construyendo la imagen, muchos jóvenes crean su autoestima en la comparación con otros cuerpos o bellezas que poco tiene de real o ser solo el 5% de la diversidad de cuerpos que tenemos, por lo que siempre hay una insatisfacción, pudiendo desencadenar en un TCA (trastorno de conducta alimentaria) o ser el primer escalón de una mala relación con la comida que puede durar toda la vida.
Cómo conclusión todxs somos conscientes de las consecuencias negativas que pueden tener las RRSS (con un buen uso pueden ser maravillosas) pero seamos conscientes también de que nosotrxs también somos ejemplo y tenemos una responsabilidad.
DIETÉTICA
y alimentación
Carolina Rïn
Dietista Colegiada nº 1887