“NUNCA COMO FRUTA FUERA DE TEMPORADA”
Nacida en Lapuebla de Labarca hace 52 años, Marixa Velilla Garrido es una apasionada de la Comunicación y las Relaciones Públicas en torno al vino y el Enoturismo que se dedica a conectar marcas, personas y organismos. Además de estudios de Marketing y publicidad, cursó un Master de Marketing y Exportación del vino de Calidad en Logroño, Marketing Digital, y Gestión de la Calidad en Bilbao y es técnico en vitivinicultura, enología y cata. Desde 1994 gestiona proyectos de comunicación corporativa, publicidad y relaciones públicas en el sector vitivinícola, con su proyecto personal Grapesland, y desde 2015 forma parte del panel de cata oficial de la DOCa Rioja. Desde 2017 es la Brand Manager del Master of Wine Tim Atkin y su equipo de catadores en el Estado Español.
¿Además de tu pasión por el vino, qué aficiones cultivas?
Los viajes, siempre que puedo y conciliamos nos vamos por ahí sin planificarlo. Y siempre me ha gustado el deporte: todos los días salgo a pasear por entre viñedos, ya que vivo en Oion y me rodea el viñedo. Y en deportes, el remo, lo práctico todos los días. Por supuesto leer, sobre todo novela del medievo europeo y, en especial, historia y tradiciones. Una de mis escritoras favoritas es Toti Martínez de Lecea. En cuanto a música no tengo un estilo definido... me encanta Bruce Springsteen, Leonard Cohen, Miles Davies, cantautores cómo Joge Drexler, Javier Álvarez, la guitarra española, Barricada, Extremoduro y música vasca, ETS, Itoiz, Kepa Junkera, el folk…
¿Cuál es tu lugar favorito en Rioja Alavesa? ¿Y en el resto de Euskal Herria?
Estoy muy conectada a mi tierra a mi origen, Rioja Alavesa. Desde el primer día que lo conocí, de muy niña, siempre he pensado que el Dolmen de la Hechicera, en ElVillar, es un lugar mágico, con una energía especial. Soy aficionada a la montaña y desde joven, me gusta recorrer las vías y rutas en el entorno a la Sierra de Cantabria, recorrer los pueblos que la rodean, descubrir nuevos rincones por los que pasear... También tengo un grato recuerdo de la subida al Txindoki y su maravilloso entorno. Recuerdo que durante un viaje a Costa Rica, un chico de Tolosa que conocí durante el mismo, nos dijo: “venís a Tolosa, subimos el Txindoki y después de la bajada os invito a comer.” Acabamos en el restaurante Txindoki; pedimos una cacerola de caparrones (por allí se dice así a una buena alubiada) con todos sus sacramentos, y vino de la casa. ¡Comimos de aúpa! Pero no solo me gusta la montaña. Pasé cuatro años de mi infancia interna en una colonia infantil de la BBK, en Pedernales, y siempre que podemos vuelvo a la costa, a la playa San Antonio. Todos los años nos escapamos unas semanas a la costa bizkaina con mi hijo y mi pareja.
¿Y fuera de Euskal Herria?
Hace años, durante un viaje por el Valle de Ainsa y los valles de Añisclo y Escuaín, en invierno, fuimos a hacer raquetas. Nos cayó una nevada tan monumental que estuvimos incomunicados cinco días. Menos mal que fuimos provistos de todo. Solo bajábamos al pueblo más próximo para llamar a nuestros familiares y tranquilizarlos.
¿Cuál ha sido tu mejor viaje?
En mi época de cooperante, mi mejor viaje fue a Calcuta. Un viaje de aprendizaje, de emociones, de relativizar lo que nos rodea. Me impactó mucho y me dejó una huella imborrable. Estuve en Calcuta ayudando a los hijos de prostitutas jóvenes que ejercen por mucho menos de un euro, una Rupia. Fui con la Asociación Acción por la infancia de Hernán Zin, que colabora con Urmi, la directora del proyecto New Light, un proyecto de escolarización que en verano funciona como escuela de entretenimiento. Nos marcó mucho, tanto a mi como a mis compañeros.
Otro viaje del que tengo un gran recuerdo es el que realizamos Tomás, mi pareja, y yo al poco de conocernos. Nos conocimos en marzo del 2006 y, en agosto de ese mismo año, nos lanzamos a la aventura. Hicimos el petate y nos fuimos a recorrer Argentina, sin un destino fijo. Viajamos de Colonia hasta Uruguay, cruzamos el mar de Plata en ferry y una vez en Buenos Aires empezamos nuestra aventura, mochileros durante un mes, hasta llegar a Ushuaia, al sur. Superamos la prueba de fuego en Tierra de Fuego :). Han pasado 18 años y no solo seguimos viajando juntos, sino que trabajamos juntos.
¿Y el viaje que te queda por hacer?
Muchos, no creo que pueda completar todos los viajes que me gustaría hacer, pero aún hay tiempo. El vino es una gran excusa para viajar. En casi todas partes del mundo existen regiones donde se elabora. ¿Qué mejor excusa hay, para visitar esos lugares, que compartir una copa de vino con sus creadores? Solo en Europa, ya hay un montón de regiones vitivinícolas para ir. Italia, posiblemente, será nuestro próximo destino.
¿Qué es lo que más valoras en una persona?
La humildad, la honestidad. La inteligencia emocional.
¿Y qué detestas?
La falta de respeto, que se crea superior, la imposición y el totalitarismo. La prepotencia y la soberbia de quienes se creen que el poder económico o social le da más derechos que a ti, que al resto. El poder en manos de pocos, genera daño en las vidas de muchos. Tener más no necesariamente significa ser mejor.
¿Dónde has vivido tu mejor experiencia gastronómica?
En el restaurante Viñedos de Páganos. Hay sabores y olores que no se olvidan, como el virrey, era la primera vez que lo probaba. Me llamó la atención su color rojo intenso, su carne blanca y fina, con cierto sabor amariscado, con textura jugosa y muy sabrosa.
¿Y tu mejor experiencia enológica?
El viaje que realizo con Tim Atkin cada año, cuando visitamos las bodegas de las diferentes DOs de España. Pero sobre todo las de Rioja. Después de tantos años acabas conociendo a la gente; y ya sabes. El roce hace el cariño. Volvernos a encontrar cada año es una delicia.
¿Cuál es el producto que más valoras en tu entorno?
El local, el que no tiene manipulación ni transformación. Me gusta el producto que echas a la cazuela o a la sartén, lo salteas y, con un chorrito de AOVE, ya está listo para darte toda su esencia. La huerta y la ganadería de cercanía. ¿Qué hay mejor que eso? Cada región tiene su sabiduría gastronómica transmitida entre generaciones. Ningún producto manipulado puede competir con eso. ¿Te imaginas unas chuletillas de cordero envasadas? Por favor...
¿Y el que más te ha sorprendido fuera de casa?
Aquí voy a escribir una anécdota que nos ocurrió a la familia en el Asador Aker, va por ti Aritza.
Fuimos Aner (nuestro hijo, que por aquel entonces tenía 11 años), Tomás y yo, en familia. Producto local y vinos locales de 10. Llegó el entrante. Un plato modesto y muy reconocido por mi tierra: “pimientos de cristal, de Tormantos”, se los preparan particularmente para el restaurante, pero..., con una yema cruda de huevo por encima. Qué locura. Algo tan simple... Aner nos mira con los ojos muy abiertos y nos suelta “Ama, aita, este es el mejor plato que he comido en mi vida, ahora ya puedo morirme tranquilo”. ¡Qué razón tenía!
Si hay algo en lo que no escatimamos en casa es en gastar en producto fresco: verduras, fruta, carne y pescado. Si podemos evitarlo, salvo los yogures, nunca compramos en grandes superficies. Hay que ir a los mercados, a los agricultores, productores de cercanía.
¿Cuál es tu plato favorito para comer?
Un pescado al horno, o a la sartén, salteado con un sofrito de ajo, guindilla y aceite de oliva vigen, o un chuletón a la parrilla, sin nada.
¿Y tu plato favorito para preparar?
Los guisos, los cocidos y Bacalao al pil pil. Tú los has visto, cuándo te envío fotos :-)
¿Hay algún plato que detestes o que no puedas con él?
El tocinillo de cielo. No puedo con él. Tengo que decir que es un trauma que tengo de la infancia. De pequeña no he sido de dulces. En Pedernales, en el internado, nos servían este postre y hasta que no lo comiese no podía levantarme de la mesa. Hacia virguerías para que desapareciera del plato ;-). De vez en cuando me pillaban las monjas, y me castigaban :-) Aún día lo volveré a probar, algún día...
Sugiérenos dos o tres restaurantes en la zona de Rioja Alavesa o en Araba.
Jai Alai de Labastida, Héctor Oribe en Páganos, y en Laguardia, Amelibia y Hospedería de Los parajes
¿Y algún restaurante fuera de tu provincia?
Alameda, en Fuenmayor. Y el Yandiola de Ricardo Pérez en Bilbao. Amigo nuestro, jejeje.
¿Con qué celebridad, cultural, social, oficial, internacional... compartirías si pudieras, una botella de vino?
Con las diez mujeres más poderosas del mundo. Las citaría a las 10 y las invitaría a beber un vino de maceración carbónica de Rioja Alavesa.
¿Y con quién no la compartirías nunca?
Con quién no sabe apreciar un vino de año.
¿Qué tres o cuatro bodegas no nos debemos perder en Rioja Alavesa y por qué?
Me pones en un aprieto Josema. Porque para mí todas son de visita obligada. Pero si me tengo que mojar, bodegas en Rioja Alavesa Marqués de Riscal, un templo de añadas míticas desde 1852 o La Granja de Remelluri, de Telmo Rodriguez. Además de grandes vinos, su bodega es un auténtico remanso de paz y relax.
Y si venís con tiempo, los vinos de pequeños y medianos elaboradores de Rioja Alavesa. Desde Tierra y Carlos Sánchez en Labastida, Ostatu, Baigorri, Macán, Remírez de Ganuza en Samaniego... En Villabuena Amaren, La Marquesa, Sandra Bravo. En Páganos Torre de Oña y Viñedos de Páganos. En Baños de Ebro Artuke, Mauro, Dominio de Berzal. En Laguardia, hay muchas: Basilio Izquierdo, Cosme Palacio, Javier San Pedro Ortega, Viñas Leizaola. Contino y Villota en Laserna y Ukan. En ElVillar Bilhar y Etérea. En Lanciego Tentenublo. En Oion Valdemar. En Lapuebla, Loli Casado. ¿Quieres que siga...?
¿Tu bebida favorita cuando no hay vino?
La sidra, y de poteo, la cerveza.
Eres una gran defensora del producto local. ¿Cuáles son tus productos favoritos, los que no faltan nunca en tu mesa o en tu despensa?
La verdura: puerros, cebolla, tomates, pimientos verde y rojo, zanahoria, ajos (siempre de temporada) y frutas las de temporada y especias siempre (las compro en la casita azul de Logroño). Me niego a tener fruta que no es de temporada. Soy cómo nuestros abuelos y aitas, siempre de temporada. Queremos todo, todo el año, y esto es imposible. Cuando viajo, cómo la fruta o verdura del lugar, nunca se me ocurriría pedir pimientos o espárragos de Mendavia estando en Perú.
¿Qué es lo más friki, curioso, estrambótico... con lo que te has encontrado en el mundo del vino?
El vino es como los hijos. Todos creemos que los nuestros son los más guapos, los más listos, lo más todo. Que no se te ocurra decir lo contrario. Mis labios están sellados.
¿Alguna anécdota de tu trabajo que se pueda contar sin poner en evidencia a alguien?
Una bodega, sin nombres, nos llamó para darnos las gracias a Tim Atkin, porque sus vinos habían conseguido una buena puntuación. Por aquél entonces, esta bodega no conseguía importador y gracias este pequeño detalle, consiguió su primer pedido de un importador de EE.UU. Esta anédocta se repite todos los años.
¿Cómo viene este año el vino de Rioja Alavesa?
No sé que decirte, no me aventuro a predecir su calificación. Pero de Buena no baja. Año complicado, invierno seco, lluvias en primavera y verano con mucha irregularidad, olas de calor en agosto y lluvias al final de maduración. Ha sido una cosecha dispar, desde Rioja Oriental a Rioja Alavesa y Rioja Alta.
COVID-19... ¿Cómo lo has vivido?
No dejé de trabajar. De hecho estaba de guía de enoturismo en una bodega de La Rioja y vivo en Rioja Alavesa, Siempre iba con el salvoconducto. Recuerdo que en un control de la Guardia Civil en Rioja Alta, me pararon. Me pidieron el salvoconducto; ¿hoy domingo trabajando? Sí, cómo vosotros. Nos reímos. Me tocó gestionar desde aquí, desde Rioja y en la sede del consejo de la DOca, el envío de 1200 botellas de las bodegas de Rioja. Rectractilarlas en 7 palets y enviarlas a Londres, para que Tim Atkin pudiese catar los vinos ese año con el sumiller Christophe Papis. Más tarde organizamos las entrevistas por zoom durante dos meses, nos pilló Navidad, Noche Buena, Noche Vieja, Año Nuevo y Reyes. Fueron tiempos de muchos nervios. Recuerdo a un bodeguero que me dijo que qué días para hacer una entrevista, que ese día pasaba con su familia, y mi respuesta fue, yo también. Ese año no llegó el Olentzero a casa.
¿Ha cambiado mucho el mundo del vino la situación que hemos vivido?
Antes del confinamiento la mitad del vino que se consumía era vino de bajo precio, el 40% vino standar y 10% premium. Durante el confinamiento el consumo de vinos premium aumentó un 6% mientras descendió el de vinos económicos. Esto fue debido a que al estar confinados, no gastábamos y teníamos mayor poder adquisitivo. ¿Qué pasa ahora? Que volvemos al principio de esta fórmula.
Han cambiado nuestras costumbres. En el vino han cambiado las cosas. Las bodegas y las DOs se esfuerzan por adaptarse a esta realidad y a esta crisis. Los restaurantes se mantienen cautos, compran solo lo imprescindible, los básicos que nunca fallan, y los consumidores aprenden a vivir con incertidumbre y se ha pasado a la compra digital, vino por internet y disfrutarlo en casa solo, con amigos, comidas, cenas... desconexión.
Si mañana llegara el día del juicio final... ¿Con qué vino te despedirías de este patético mundo?
Con el que me vio nacer, con el que se bendecía todos los días la mesa de casa. Con el mismo vino que les servía a us comensales mi tío, del restaurante Casa Curro. Un vino que identifica una zona, territorio, suelo; un vino de pueblo de maceración carbónica.
Un poco de positivismo... ¿Qué harías si te tocara la lotería?
Seguir trabajando a otro ritmo, siempre en el mismo sector, el del vino.
CON LAS MANOS EN LA MASA
Javier Etayo "TASIO"
Ilustrador gráfico y hombre multidisciplinar
Etiquetas: nº 231 | marzo 2024