Viernes, 22 Noviembre 2024

 

Gracias a ti descubrí el mundo de las sagardotegis, donde desde el primer momento me sentí feliz trabajando porque en muchas de ellas te conocían. Decía yo orgullosa: “Sí, soy la hija de Ramón Ariztoy”.

 

Hace ya algunos años que me di cuenta de que en esta vida nada sucede por casualidad. Y a pesar de haber estudiado la carrera de Turismo (en parte gracias a ti porque yo estaba empeñada en ser azafata de vuelo para andar siempre entre las nubes) finalmente he terminado dedicándome profesionalmente a algo que me apasiona, el turismo sí, pero el gastronómico. Con todo lo que ello implica en esta tierra tan grande que es nuestra Euskalherria, llena de sukaldaris, arrantzales, baserritarras, sagardogiles y txakolineros… como iba yo a olvidar a los creadores de tu bebida favorita.

Tan solo hace 5 días que has emprendido tu viaje, el más personal, el que todos haremos algún día en la mejor compañía, la de uno mismo y por supuesto que te echamos ya de menos. La ama te extraña mucho pero como es una mujer fuerte, valiente y más capaz de lo que ella misma cree (es vasca, nacida en Gros qué más queréis que os diga) estoy segura de que, recordándote cada día desde lo más profundo de su corazón, tirará para adelante y además nos animará al resto de la familia a hacerlo.

No tengo la menor duda de que en esto de la gastronomía, el vino, la sidra y el txakoli tu has sido inconscientemente mi mentor. Todo lo vivido ha sido mi mejor escuela. Los aperitivos familiares de domingo en la Parte Vieja (que por supuesto vamos a continuar haciendo), mi primera comida en un restaurante con estrella Michelin, maravilloso siempre Zuberoa que ya sabes es mi favorito y celebraciones varias en torno a fechas tan señaladas como tu cumpleaños, el 20 de Enero día de San Sebastian.

Y también gracias a ti descubrí el mundo más personal y auténtico relacionado con la gastronomía vasca. Las Sociedades Gastronómicas, las sagardotegis (donde desde el primer momento me sentí feliz trabajando porque en muchas de ellas te conocían…decía yo orgullosa “Si, soy la hija de Ramón Ariztoy”…) txakolindegis y demás.

Son tantos los lugares que me has descubierto a lo largo de estos años que no entrarían en toda la revista pero cómo es la mente… ¿Sabes el primero que me viene a la cabeza? Tolare en Oiartzun. Uno de tus restaurantes favoritos (y también de los míos) donde te sentías como en casa y hemos celebrado tantas y tantas cosas bonitas. 

También tu eres el “culpable” de que probara la txuleta de Patxikuenea y desde ese momento antes o después me deje caer por allá para darme un homenaje, a ser posible intento que sea en buena compañía.

Y qué decir de nuestros últimos aperitivos familiares en el Bar Bergara de Gros, casi se ha convertido en nuestra segunda casa, siempre tan bien atendidos y cuidados por tu querido amigo “Rodrigo” (Rolly en realidad) Monty, Esteban y el resto del equipo.

Seguro que nos han quedado sitios por descubrir pero hemos apurado la copa de txakolí hasta el final que al fin y al cabo es lo que cuenta.

Buen viaje aita. Gracias por tantas y tantas lecciones de vida. Eras un luchador y te has ido luchando. No pude haber tenido un padre mejor. Te quiero. Hasta el infinito y más allá.

 

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Etiquetas: nº 200 - julio 2021

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