No contentas con trabajar en un oficio tan duro, encontraron tiempo para sus respectivas familias.
Brillan con luz propia desde esta columna. Y han atraído sin buscarlo a miles de turistas gastronómicos de forma natural y mucho más efectiva que cualquier campaña. Son Maria José Artano y Maria Rosa Larrañaga. Tal vez a algunos, si no os doy más pistas, os sea difícil identificarlas.
Como tantas y tantas mujeres referentes a lo largo de la historia, han sido protagonistas de algo enormemente bello. De aupar hasta lo más alto el nombre de nuestra tierra, ligado al producto, al esfuerzo, al trabajo, a la constancia, al amor por su pueblo y por los suyos y por supuesto, ligado a esta maravillosa gastronomía que nos rodea.
Dos vidas que a simple vista pueden parecer paralelas, similares y que en muchos aspectos lo son. En otros no. Pero si algo no ha logrado alterar el paso de los años es la amistad, el cariño y el respeto que se profesan ambas mutuamente.
Luchadoras pertenecientes a una generación de titanes que construyeron un estilo propio en el trabajo y también en algo más importante, en la vida.
Porque ellas, valientes, enérgicas y decididas, no contentas con trabajar en un oficio tan duro y sacrificado como es el de la hostelería, también encontraron tiempo para sus respectivas familias, con esfuerzo y sacrificio, pero con gran dedicación.
Las conozco poco, con una he tenido la suerte de coincidir algo más y la verdad es que me encanta la fuerza que sigue transmitiendo. Son mujeres de bandera. Desde aquí quiero darles las gracias a ambas porque son inspiración pura, tan necesaria siempre y más aún ahora con la época que nos ha tocado vivir.
Tengo un poco más de trato con la siguiente generación, aquella a la que han traspasado nuestras protagonistas el testigo de sus negocios y de una parte importante de sus vidas. De ellos contaré poco, porque no quiero restarles espacio a nuestras mujeres.
Aitor e Igor se llevan doce días, fueron bautizados en la misma iglesia y han compartido vacaciones juntos además de cuadrilla e imagino mil aventuras. Hoy, más que nunca, continúan unidos.
Si das una vuelta por Getaria o disfrutas del bello paseo entre Zarautz y este bonito pueblo marinero, seguramente te cruces en algún momento con Maria José Artano, alma del restaurante Elkano hasta hace pocos años y Maria Rosa Larrañaga, maestra de ceremonias hasta fechas recientes de Kaia-Kaipe, cuñadas, amigas y confidentes que confiesan que lo que más les gusta, además de estos paseos, es irse de vacaciones juntas un par de veces al año.
A esas vacaciones (con ellas por supuesto) también me apuntaba yo.
TURISMO GASTRONÓMICO
NERE ARIZTOY
Consultora de turismo gastronómico especializada
en sistema alimentarios
Etiquetas: nº 194 - diciembre 2020