Viernes, 22 Noviembre 2024

Volveremos a disfrutar de lo increíble que es viajar y descubrir la gastronomía de un destino.

Dicen que el ser humano es un animal de costumbres al que una de las cosas que más le cuesta por naturaleza es el cambio. Porque es muy normal y humano tener miedo a esa transformación aunque sea voluntaria. Miedo a no dominar la situación, miedo a lo desconocido, miedo a equivocarnos...

Ni en el más imaginativo de los guiones de una película de ciencia ficción hubiésemos soñado a principios de este año todo lo que nos iba a tocar vivir estos meses. Cambios involuntarios, forzosos, rápidos. Los más complicados. Y aquí estamos. Y sólo por seguir estando aquí somos unos afortunados. Hemos vencido.

Y podemos estar tocados sí, pero no hundidos.

El turismo, ese maravilloso sector en el que tengo la suerte de trabajar, y la gastronomía, mi especialización, también están preocupantemente tocados. Y como nos pasa a nosotros, también necesitan ese cambio. Hay algo importante que ahora más que nunca debemos recordar y grabar a fuego: los momentos de incertidumbre, de crisis… son etapas de oportunidades.

El nuevo turismo gastronómico en el que ya trabajamos es un turismo más seguro todavía que antes, sobre todo desde el punto de vista de la salud, con un mayor control de la higiene de manera general y en particular de la alimentaria. Una experiencia para vivirla de forma más exclusiva, en grupos más reducidos pero sin que eso suponga un coste extra para el que la disfruta. 

Los destinos son y serán altavoces de la seguridad de su territorio informando a través de todos sus canales sobre la situación, protocolos e instalaciones sanitarias existentes.

Y los espacios exteriores, cotizados siempre, van a serlo mucho más de ahora en adelante. Se han convertido en luxury and safety places.

A pesar de que esta seguridad conlleve una reducción de la oferta, reorganizar nuestra estrategia en base a la nueva situación nos ayudará a convertirnos en un destino más sostenible, revisando nuestra capacidad de carga y ayudando a evitar conflictos entre el residente y el visitante pero sin olvidar viabilizar nuestra rentabilidad.

No podíamos parar. Y recordando que la única batalla que se pierde es la que se abandona, ya nos hemos puesto a ello.

Después de meses de reflexión y estudio y de analizar con detalle el comportamiento de los viajeros este verano, aquí tenemos cinco claves que podemos ya unir a este nuevo turismo gastronómico: 

- Seguridad. Protocolos claros, información amplia y detallada por múltiples canales.

- Personalización. Ponerse en la piel de cada turista a la hora de rediseñar el destino.

- Exclusividad a buen precio. Sensación de “tú a tú” sin apenas alterar precios.

- Originalidad. Nuevos productos, nuevos canales, nuevas formas de vendernos.

- Flexibilidad. Adaptación al cambio en cada momento, nuevas políticas de cancelación.

Volveremos a disfrutar de lo increíble que es viajar y descubrir la gastronomía de un destino. No será igual que antes, será mucho mejor. Y brindaremos por ello.

 

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TURISMO GASTRONÓMICO 

NERE ARIZTOY 
Consultora de turismo gastronómico especializada
en sistema alimentarios

Etiquetas: nº 191 - septiembre 2020

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