Que me perdone Alain Ducasse, uno de los chefs más famosos de la gastronomía francesa, por haberle “robado” el título de su libro para mi columna de colaboración pero no he conseguido encontrar un encabezamiento mejor.
Para Ducasse, la gastronomía puede contribuir a cambiar el mundo. Totalmente de acuerdo. Pero estos días en los que la situación mundial te hace quedarte en casa (por cierto en un luxury confinamiento, unos mejor que otros, ya sé, pero todos bien) decía, estos días he visto cosas… Y no me han gustado un pelo.
Porque tenemos luz, agua, wifi, libros, música, algunos familia, perro al que pasear… en fin, se me ocurren mil escenarios peores, sin ir más lejos el Campo de Refugiados de Moria (Lesbos, Grecia) del que os hablé el mes pasado…
Y farmacias, médicos, personal de limpieza, gente dando el callo en muchos negocios y empresas, públicas y privadas.
Y tenemos comida. Mucha. Más de la que necesitamos. Más de la que deberíamos comer, tanto por salud como por justicia social. Como gritaba la cajera de un conocido supermercado en ese audio que se ha hecho viral: “pero qué os pasa, si os va a matar antes la diabetes y el colesterol que el coronavirus, es imposible que comáis tanto…”
Como decía, estos días me han hecho reflexionar mucho sobre los planteamientos de Ducasse. Aquí van unos cuantos: “la agricultura no se concibió para ser productiva, se concibió para alimentar a los seres humanos”; “la abundancia se ha vuelto algo tan obvio que nuestras mentes han entrado en letargo”; “más de 15.000 niñas y niños mueren de hambre cada día…” (brutal)
Mi amigo (ya me gustaría) Ducasse nos propone colocar la gastronomía en el centro de una reflexión y de una lucha filosófica y política que nos conciernen a TODOS.
Por cierto, no perdamos los buenos hábitos de lectura que estoy segura much@s habéis aumentado o retomado durante el luxury confinamiento. Imaginad cuál puede ser el primer ejemplar que os sugiero.
TURISMO GASTRONÓMICO
NERE ARIZTOY
Consultora de turismo gastronómico especializada
en sistema alimentarios
Etiquetas: nº 187 | abril 2020