RESTAURANTE TATAMI: EXQUISITEZ ORIENTAL
- Texto: JOSEMA AZPEITIA. Fotografía: RITXAR TOLOSA
Ya definitivamente cerrado Yakiniku, el restaurante conceptual de parrilla japonesa que tan buenos ratos nos hizo pasar en el cruce de las calles Gloria y Miracruz, hoy el joven Wang, restaurador chino que a la vez de ese negocio gestionaba el restaurante Tatami de la calle San Francisco y otro Tatami en Santander, está centrado en la dirección del nuevo Tatami de la calle Usandizaga, inaugurado a mediados de 2019. Wang no pudo, por lo tanto, ni disfrutar de un año completo de su nuevo local en “condiciones normales” pero, eso sí, se ha adaptado eficazmente a la situación gracias, entre otras cosas, a que su establecimiento actual cumple con una amplitud y una distribución que lo convierten en ideal para mantener las exigencias de distancia y espacio que exige la nueva situación.
No contento con eso, Wang es escrupulosamente serio con el tema y hace la prueba de temperatura además de tomar los datos y el móvil de todo el que accede a su restaurante, para poder contactar fácilmente con él en caso de que a pesar de todo se diera la mala suerte de sufrir un episodio infeccioso. Esta seriedad y este fundamento lo ha demostrado siempre Wang en los establecimientos que ha dirigido consiguiendo hacer que sean viables a pesar de estar ubicados en lugares que por un motivo u otro han resultado complicados para los establecimientos hosteleros que los ocuparon anteriormente.
Otra de las facetas que admiramos de este risueño gestor hostelero es su seriedad a la hora de valorar su trabajo y el producto que sirve, pues una de las características habituales de los restaurantes chinos suele ser el entrar en la batalla del precio, muchas veces redundando ello en la calidad de la oferta. No es éste el caso de Tatami en el que se paga y bien pagado, pero eso sí, recibiendo a cambio de ello una cocina japonesa impecable: género fresquísimo, elaboración cuidada al máximo, servicio atento y profesional y una variada y apetecible oferta con más de 30 especialidades de sushi, platos de atún rojo o de wagyu de rozar el cielo, caldos y sopas que nos trasladan a Asia desde el paladar... todo ello aderezado de unas presentaciones que visualmente también suponen todo un viaje culinario, y es que en Tatami vivimos una inmersión en Oriente con los cinco sentidos.
Atractiva carta de vinos
El único campo en el que Wang ha cedido al gusto occidental es en el de los vinos, pues le encantan los caldos de esta parte del mundo y cuenta con una buena selección de Riojas y Riberas de renombre. Eso sí, el día que menos lo esperemos, Wang nos sorprenderá, como ya nos lo hizo en alguna ocasión en Yakiniku, con un vino chino que pondrá a prueba nuestras convicciones y principios enológicos... y es que si algo hace bien este joven y entusiasta restaurador es, a pesar del aire japonés de sus negocios, vender su país, del que se siente orgulloso. Nunca olvidaremos, el día que entablamos contacto con él, la escueta respuesta que nos ofreció cuando después de decirnos que dirigía tres locales, uno de ellos en Santander, nos afirmó que todavía le daba tiempo para dedicarse a su familia y a sus hijos... “¿Cómo lo haces, Wang? ¿Cómo llegas?” le preguntamos asombrados, a lo que él, sin perder la sonrisa, simplemente respondió: “Soy chino”.
Un festín de auténtico lujo asiático
Nuestra última visita a Tatami colmó todas nuestras expectativas gastronómicas, suponiendo un auténtico festín, una lluvia espectacular de sabores y colores, empezando por los “Dim-sum” o entrantes chinos entre los que destacaban el “Sao Mai” (Foto 1) con carne de cangrejo y gamba, el “Pao” (Foto 2) de pato y foie, el de carne de cerdo (Foto 3) o las Gyozas de verdura a la plancha (Foto 4). Como nos comenta Wang, “Antes había gyozas de pollo, y la gente empezó a pedirlas sólo con verduras, así que ahora ofrecemos también esa posibilidad”. Otra muestra de la practicidad de los chinos, que saben adaptarse a las exigencias del mercado, algo de lo que deberían de aprender algunos por estas alturas.
Siguió nuestra degustación con un suculento Tartar de salmón (Foto 5), una exquisitez acompañada de huevas de tobiko y una salsa picante de kibutsi que recuerda al pimentón, así como de aguacate, mango y mayonesa. Y como no, comimos Sushi (Foto 6), magistralmente preparado y destacando especialmente la Ventresca de atún rojo flambeada, que nos hizo rozar el cielo. Los aprensivos pueden, además, acudir con tranquilidad a Tatami ya que la ventresca se ultracongela a menos de 60 grados para evitar cualquier riesgo.
Fue la del sushi, seguido del sashimi (Fotos 7 y 8) la parte central y más gozosa del menú, en la que degustamos piezas de pez mantequilla con trufa, salmón, pez limón, dorada, e incluso lomo de wagyu de Kakoshima, acompañados de diferentes salsas picantes y no picantes como la exquisita salsa Hamachi elaborada con soja, de una finura espectacular. En total, en Tatami se elaboran más de 30 especialidades de sushi, así que todavía nos quedan referencias por probar para una próxima visita.
Terminamos, antes del postre cuyo contenido se nos olvidó anotar, con una exquisita racion de Pato con gengibre que nos dejó muy claro que el tratamiento de la carne también es espectacular en este establecimiento que recomendamos visitar a todos los que quieran sumergirse de una manera sabrosa y visualmente espectacular en las delicias de la cocina orienta.
RESTAURANTE TATAMI
Usandizaga, 3 (Gros) - DONOSTIA
Tf: 943 29 04 07