Imaginaos un complejo en Almería, de más de 10 hectáreas, que ha sido concebido como un concepto multidisciplinar y, además, realiza cultivo ecológico, que en breve pasará a ser biodinámico.
“Un invernadero tiene belleza” nos dice José Manuel Escobar, director y fundador de LQA Thinking Organic. Y cómo no la va a tener si, en este lugar, el arte y las sensaciones juegan un papel fundamental.
Aquí te recibe un olivo milenario de seis metros y medio de copa, para deleite de todo el que se acerca. A su alrededor nos encontramos con un espacio de recreo, engalanado de las uvas de Barco de Ohanes y provisto de barbacoa y merendero.
Después de esta entrada triunfal, nos sumergimos en la nave, donde las paredes se visten de grandes lienzos de graffiti, que reivindican las buenas prácticas agrícolas y la importancia de la agricultura (sostenible). José Manuel ha buscado con este diseño, provocar sensaciones y embellecer zonas inservibles a las que dota de una segunda vida. Se nota que viene de una familia enamorada de la agricultura y del campo.
Los pasillos entre las cuatro naves se han convertido en un oasis de diversidad, donde conviven jardineras aéreas con lavanda, tomillo, romero, santolina o enerdos, que embellecen de una manera rotunda el lugar, además de contribuir al control biológico. ¿Será por esto que los calabacines ecológicos aquí resultan un manjar?
El broche final lo pone el pequeño hotel, una especie de cápsula verde desde cuyo interior solo apreciaremos vegetación natural. También dispondremos de una cocina con isleta y barra, chimenea, mesa social y cuatro habitaciones en suite.
La finalidad del hotel es acercar esta agricultura singular a los urbanitas y a todo aquel que quiera vivir una experiencia real en el campo, saboreando recetas auténticas, con el producto recién recolectado en el mismo invernadero y cocinado al momento.
¿Imaginaste alguna vez encontrar arte y belleza entre invernaderos?
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LA RUTA SLOW
AITOR BUENDÍA
Eibarrés, Vitoria-Gasteiz
Comunicación y Slow Food
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Etiquetas: nº 223 | julio 223