BELLINI
En verano entran de maravilla las ensaladas, los frutos rojos tienen muchísimas propiedades entre ellas los antioxidantes que nos mantienen jóvenes y encima el rojo es el color de la pasión.
La coctelería es más complicada de lo que puede parecer a primera vista. No solo consiste en mezclar los ingredientes alegremente y esperar que el resultado sea perfecto, si no, cualquiera sería un barman. Hace falta conocer las recetas incluso para versionarlas, respetar el orden, ser limpio y conocer qué instrumentos necesitaremos para llevarlas a cabo, además de saber si el cóctel se realiza en vaso mezclador, coctelera o servicio directo.
No obstante, este artículo es para valientes (vascos intentando ligar, si no hace falta valor, además de optimismo, para ello, ya me diréis para qué hace falta), así que nos tiraremos a la piscina aún a riesgo de darnos un buen barrigazo.
En el hipotético caso de que llegásemos a invitar a una damisela a nuestro pisito de soltero y ella accediese, sería muy importante empezar con buen pie. Y qué mejor manera de hacerlo que ofreciéndole un cóctel de bienvenida glamuroso que deje bien a las claras lo sofisticados que somos.
La receta más básica del Bellini solo necesitaría puré de melocotón, a ser posible natural y dulce y un vino blanco espumoso, normalmente prosecco si nos ceñimos al cóctel original. La proporción sería un tercio de la pulpa del melocotón y dos tercios de prosecco todo ello servido directamente muy frío en copa de flauta. No obstante podemos experimentar con un buen melocotón en almíbar triturado pero añadiendo unas gotas de angostura y/o un chorrito de licor de melocotón antes de añadir el espumoso que podría ser cava o Champagne según lo internacionales que nos sintamos y el presupuesto disponible.
Suena el timbre de la puerta, abrimos con una sonrisa nerviosa, ella también está un poco tensa. Le invitamos a pasar hasta la cocina que estará impoluta, sacamos dos copas de flauta del congelador, el espumoso elegido y una picharrita que contenga el puré de melocotón (no nos vamos a poner a darle al túrmix ahora). En el fondo de la copa la fruta, el metafórico sonido del descorche anunciando futuros fuegos artificiales, lo servimos, mirada sostenida, más sonrisas nerviosas, chin chin y un largo sorbo para reunir un poco de valor.
Ahora, si hemos hecho bien el cóctel, la sonrisa será mas amplia y relajada y dará paso a una noche de pasión (si pone la cara de cuando te toca la pipa amarga no nos hemos lucido. En ese caso hay que intentar reconducir la situación como se pueda y acordarse de llamar a Yon Pavón para la próxima ocasión).
Carlos Lahoz
Miravientos Distributions
ELGOIBAR