En cuanto a su popularidad, estaremos de acuerdo en que el vino de Albariño es, sin duda alguna, uno de los máximos referentes de los blancos peninsulares.

Según cuenta la leyenda, la Albariño fue llevada a Galicia por los monjes de la orden del Císter en algún momento a lo largo del siglo XII, con motivo de su peregrinación a Santiago. Sin embargo, recientes investigaciones han demostrado la inequívoca similitud existente entre las semillas halladas en diversos yacimientos arqueológicos de los siglos III y IV y las actuales de Albariño.  Esto permite dar una mayor veracidad a la hipótesis de que esta casta se habría generado a partir del cultivo de vides silvestres locales o de su hibridación con cepas domésticas en época romana. Como suele suceder en muchos casos, la leyenda quedó tan sólo en eso, leyenda.

En cuanto a su popularidad, estaremos de acuerdo en que el vino de Albariño es, sin duda alguna, uno de los máximos referentes de los blancos peninsulares. Resulta habitual encontrarlos en bares y restaurantes a lo largo de toda su geografía. Su éxito comercial reside en la amabilidad que atesora: generalmente son muy aromáticos, ligeros, frescos, sabrosos y de textura sedosa en el paladar, aunque también los hay de mayor complejidad y contundencia. 

Su cultivo se encuentra localizado exclusivamente en el noroeste de la Península, es decir, Galicia y norte de Portugal. Esto es debido a su escasa adaptabilidad a otras zonas que no cumplan unos requisitos tan concretos de clima y suelo como los de estas regiones. Los intentos por conseguir buenos resultados a partir de esta uva han sido numerosos no sólo en el territorio nacional, sino a lo largo de todo el globo. Sin embargo, en ninguno de ellos se ha alcanzado la personalidad con que se muestran cuando nacen en sus tierras de origen.

En el Estado alcanza su grado máximo en la D.O. Rías Baixas, situada en la provincia de Pontevedra y una pequeña parte en A Coruña. Normalmente se vinifica como monovarietal aunque, en algunos casos, puede ir acompañada de otras uvas como la Treixadura, Loureira y Caíño Blanco. 

En el norte de Portugal se producen bajo la D.O.C. Vinho Verde. Al igual que sus vecinos de la orilla norte del Miño, la diversidad en cuanto a estilos es bastante amplia. Sus vinos pueden ir desde los más ligeros, con muy poco grado y algo de gas carbónico -vinos que nos recuerdan en parte a nuestro Txakoli de Getaria- hasta otros de gran complejidad, contundencia y capacidad de envejecimiento. 

Para terminar este breve texto recomendaría dos excelentes ejemplos de vinos elaborados con esta uva: Acios da Xesteiriña 2020 de la D.O. Rías Baixas y Granito Cru 2019 de la D.O.C. Vinho Verde, ambos de escasísima producción. El primero procede de una hectárea de viñedo en Salnés, sobre un filón de granito de Sanxenxo y cultivado durante más de 30 años por José Manuel Domínguez. Hasta el momento, es el mejor vino de esta región que jamás haya probado. El segundo lo elaboró Luis Seabra a partir de tres pequeñas viñas en Paderne de Melgaço, sobre suelos de arcillas y arenas graníticas.

Ambos sinceramente sensacionales que merecen la pena ser disfrutados en la mejor compañía... Salud!

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