AÑOS 70, PUNTO DE INFLEXIÓN
Hoy se elaboran mejores vinos para consumo inmediato, pero peores para que evolucionen en el tiempo
Hace ya ocho o nueve años que vimos nacer nuestro querido iRekonductibles. Un grupo de trece locos por el vino, deseosos de que llegue el segundo lunes de cada mes para reunirnos en Rekondo, lugar de peregrinaje para enófilos de los cinco continentes. Nuestra forma de proceder es bien sencilla. Invitamos a un personaje relevante, sea enólogo, sumiller, periodista o bodeguero, quien trae las botellas que encuentre interesantes para transmitirnos su discurso y completamos la sesión abriendo viejas botellas de Rekondo. Porque si por algo es famosa su bodega, no es precisamente por estar a la última en cuanto a modas y tendencias, sino por todo lo contrario. Allí puedes beber lo que sería casi imposible en cualquier otro lugar del mundo, después de haber reposado durante muchos años esperando su momento. Cuando nos topamos ante un vino excepcional, emocionante y único, tenemos por costumbre levantarnos y aplaudir, pero... ¿a quién? Al vino, a la bodega, a las personas que lo hicieron posible y, sobre todo, a Txomin Rekondo, por haber tenido la paciencia necesaria para guardar estas joyas. No penséis que han sido demasiadas las ocasiones en que hemos rendido tal homenaje, pero recuerdo con nitidez un Viña Tondonia Plantación 1913-1914 blanco, procedente de la finca más emblemática de López Heredia o aquel maravilloso Corona 1939 de C.V.N.E., blanco semidulce, cuyas uvas se vendimiaron por descuido en Noviembre, pocos meses después de terminar la Guerra Civil y pasó treinta años olvidado en las barricas, hasta que fueron descubiertas en una ampliación de la bodega en 1970. Y qué decir de aquel Paternina de 1924, tinto esta vez, ¡en formato de media botella!, con el que se nos saltaron a más de uno las lágrimas.
Mucha gente suele preguntarme si los vinos que se hacen hoy en día en Rioja, podrán envejecer tanto y de manera tan noble como lo han hecho estos. Es probable que pueda haber excepciones, pero mi respuesta sería un “no” rontundo. Quizás en un futuro no muy lejano, pero de momento... ¿Y qué ha cambiado para que no sea posible? A partir de la década de los 70, con la industrialización del vino, comenzaron a darse una serie de cambios determinantes: dejó de cultivarse en los terrenos más pobres y en ladera, para pasar a hacerlo en lugares llanos, aptos para la mecanización, generalmente en las vegas de los ríos, sobre suelos mucho más fértiles pero menos apropiados para la elaboración de vinos de calidad; se normalizó el uso de fertilizantes como el potasio para conseguir vendimias generosas pero, por contra, esto hizo que poco a poco fuera aumentando el pH de los suelos, dando lugar a vinos con menos acidez y por tanto menor potencial de envejecimiento; se arrancaron viejos viñedos de garnacha para plantar tempranillo, esta última con menor acidez que la primera. Las nuevas técnicas en los procesos de elaboración y el cambio climático, son también aspectos decisivos en el devenir de los vinos actuales. De manera muy general podríamos afirmar que, hoy día, se elaboran mejores vinos para un consumo más o menos inmediato, pero mucho peores para que evolucionen de manera adecuada en el tiempo...
¡Salud!
ESSENCIA DE VID
DANI CORMÁN
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