PEPE BARRENA 

   PERIODISTA GASTRONÓMICO
   Y PREMIO NACIONAL DE GASTRONOMÍA

El atribulado universo del gourmet se plasma admirablemente en esa reflexión que le atribuye el pasarse media vida añorando el pasado y la otra media suspirando por lo que le deparará el futuro. Supongo que será, más o menos, el sentimiento generalizado del equipo de Ondojan.com en la celebración de su décimo aniversario, período lo suficientemente importante para calibrar una aventura y al que sólo tienen acceso los esforzados guerreros de estas cosas del comer y del beber. De momento, y dada mi irremediable pasión cinéfila y gastronómica, lanzo un hurra por lo conseguido y, queridos amigos, que el “viento en las velas” os sea propicio para navegar convenientemente por este océano de sensaciones y convulsos oleajes.

Me sugiere Josema Azpeitia a tenor de esta efeméride que reflexione brevemente sobre lo acontecido en estas décadas prodigiosas. Lo primero que me asalta y me preocupa es saber si tanto esfuerzo creativo en los fogones va a dejar poso, como aconteció en otras disciplinas artísticas en otras épocas de euforia e imaginación. Léase la música pop, el cine de arte y ensayo, la pintura abstracta, las sinfonías contemporáneas…No hace falta ser un sesudo analista para comprender que algunos de estos movimientos y tendencias han sido un rotundo fracaso para el pueblo llano; obviamente, otros no. En el caso que nos trae la pregunta es sencilla: ¿Se llenarán las barras de espumas no precisamente cerveceras? ¿Se jamarán los currantes una tortilla de patata deconstruida en el tentempié de media mañana? ¿Tendremos que asistir a una clase de filosofía y catar menús degustación de tres horas en cualquier restaurante? ¿Conseguiremos cazar una minúscula aceituna simulada en esas vajillas imposibles sin mancharnos la camisa? ¿Recuperarán la sonrisa y amabilidad los camareros y jefes de sala vestidos de diseño? He aquí un improvisado cuestionario cuyas respuestas pueden marcar el camino a seguir o dar pistas sobre el éxito o el fracaso de la revolución a la que estamos asistiendo. Las dudas me inquietan.

Con todo, he de reconocer que la modernidad nos ha legado cosas importantes e inolvidables. He asistido, como el personaje de Borges en El Aleph, a la aparición de la belleza en el plato, con creaciones sublimes; a la visión de performance y shows dignos del Circo del Sol; a la cata de productos insólitos con armonías sorprendentes; al feliz y justo posicionamiento social de los chefs y demás implicados en las tareas de la restauración; a iniciativas de negocios que convierten el ir a un local en una fiesta; a tantas y tantas deliciosas tribulaciones que convierten el futuro en algo expectante. Que ONDOJAN.COM nos siga guiando…