Viernes, 22 Noviembre 2024

LUIS IRIZAR RECIBIÓ EL HOMENAJE DE SUS ALUMNOS Y AMIGOS

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El pasado 3 de julio, aunque algunos medios de comunicación lo valoraron de otra manera, el gran evento gastronómico en Donostia no fue la presentación del Congreso San Sebastián Gastronomika, que va perdiendo interés año tras año. No. La fiesta de la cocina de ese día, sin duda, fue la jornada celebrada en el Basque Culinary Center en la que se reunieron más de 100 cocineros en torno a la figura del auténtico padre de la Nueva Cocina Vasca: Luis Irizar. La jornada dio lugar a imágenes entrañables. Cocineros creativos, tradicionales, conocidos, discretos, hombres, mujeres, jóvenes, viejos... la foto oficial muestra la diversidad existente entre los cocineros vascos y a lo largo de la celebración fuimos testigos del buen ambiente que reina en general entre los miembros de la profesión.

El acto comenzó con un breve pero intenso documental coproducido por ETB y el Basque Culinry Center en el que se ofreció un amplio repaso a la actualidad de la cocina vasca, a la trayectoria y evolución que ha seguido a lo largo de los últimos años y a su proyección internacional. Los chefs más renombrados del panorama gastronómico euskaldun, muchos de ellos presentes en la sala, fueron apareciendo en pantalla para dejar su opinión y comentarios acerca de la cocina vasca, su presente y su futuro.

Variados discursos

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A continuación llegó el momento de los discursos, acertadamente breves y concisos, pues la hora del acto –las 5 de la tarde- no era la más adecuada para largas disquisiciones. Martín 

Berasategui ofreció un discurso optimista y positivo, haciendo, principalmente, hincapé en dos ideas: que lo de hace 15 años ya no vale, es decir, que los cocineros, sobre todo los jóvenes, tienen que renovarse, y la importancia del trabajo. “Del trabajo surgen cosas que uno no hubiera llegado jamás a imaginarse” resumió el multiestrellado chef. Le siguió Aitor Arregi, del Elkano de Getaria, con un discurso en una onda más tradicional, adornado con pinceladas históricas.

Continuó Eneko Atxa con un discurso mayoritariamente en eukera. El vizcaíno sorprendió con su soltura y lucidez, insistiendo en la tesis de que la exquisitez de la cocina vasca tiene su origen en el hambre y la necesidad pasadas no hace tantos años. Atxa comentó también el discurso de Martín Berasategui y afirmó, disculpándose, que es una “putada” que los jóvenes tengan que renovarse.

Tras la intervención del gasteiztarra Diego Guerrero, chef de El Club Allard, restaurante madrileño para el que ha conseguido 2 estrellas, llegó el turno de Andoni Luis Aduriz, quien demostró la importancia de la cocina vasca a la hora de inspirar a otras cocinas internacionales, como es el caso de la Nueva Cocina Escandinava, que al fundarse se inspiró en la Nueva Cocina Vasca y no en la francesa.

Cerró el turno de intervenciones Bruno Oteiza, quien habló sobre la gran cantidad de cocineros que han ido al extranjero a practicar la cocina vasca, y aprovechó la presencia del Lehendakari y el Diputado General para pegar un ligero pero claro toque de atención a las instituciones, pidiéndoles que sean conscientes de la importancia de los cocineros al dar a conocer el País Vasco. (En su turno, Luis Aduriz ya había hecho hincapié acerca de que el término “Basque Cuisine” cuenta con 5 millones de entradas en Google).

Homenaje a Irizar

En suma, todos los ponentes aportaron su granito de arena antes de llegar al momento más emocionante, el nombramiento de Luis Irizar como patrono de honor del BCC. Tras una sentida presentación por parte de quien fuera su alumno, Pedro Subijana, y tras recibir el trofeo que simbolizaba su nombramiento de la mano de Juan Mari Arzak, otro de sus alumnos aventajados, el genial cocinero, a pesar de quedarse ese día castigado sin siesta, ofreció un discurso lúcido, simpático y "con fundamento" demostrando el amor que siente por su tierra y su profesión. A continuación, la cafetería del BCC fue el escenario de un cóctel en el que todos los cocineros asistentes al acto pudieron despachar en cordial camaradería y dónde Irizar recibió un último y original homenaje en la forma de una poesía escrita por Angelita Alfaro y que la propia cocinera se encargó de recitar, con megafonía incluida.

 

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Nadie se quiso perder un acto en el que, tomando como símbolo globalizador la figura de Luis Irizar, se homenajeó a la cocina vasca en general. El acto del BCC fue toda una recarga de baterías para tantos cocineros que día a día están realizando una gran labor en beneficio de su oficio y de su país.