Lunes, 31 Marzo 2025

ALUBIAS EN HOMENAJE A JUANJO LAPITZ

ALUBIAS EN HOMENAJE A JUANJO LAPITZ Imagen 1

Este pasado domingo, 23 de febrero, la Plaza Damarri de Hondarribia acogió la II Edición del Campeonato de Alubias de Hondarribia, certamen organizado por la Sociedad Zumardikoak en homenaje al añorado gastrónomo y editor Juan José Lapitz, fallecido en 2017.
De hecho, la elección del tema del concurso ya fue, de por sí, un homenaje a Lapitz, ya que el inquieto hondarribitarra no solo fue siempre un arduo defensor de los productos de cercanía, sino que además, contaba con su propia receta de la alubia local, una sencilla receta que tan sólo admite como ingredientes la alubia en sí, agua, sal y cebolla, por lo que las sociedades participantes lo tenían relativamente fácil, ya que la organización aportaba las alubias y los concursantes tan sólo debían llevar la cebolla y la sal de su gusto así como, por supuesto, la cazuela u olla en la que cocinarlas.
Desde primera hora de la mañana cerca de 10 sociedades gastronómicas se empezaron a apañar en la elaboración de sus cazuelas, aunque fueron 16 las presentadas al jurado, ya que algunas de ellas optaron por presentar dos cazuelas al jurado, eso sí, cada una de ellas elaborada por una pareja diferente de socios.
Mientras las alubias hervían a fuego lento, los miembros del jurado eran recibidos en el aledaño Batzoki de Hondarribia donde el chef, Iñaki Gezala, tuvo a bien recibirles de la mejor manera que puede recibirse a un invitado en una casa de comidas: con un caldito, una croqueta y unas rabas que sirvieron para que los evaluadores de las alubias prepararan el estómago, pues es bien sabido que no hay que acudir con hambre ni con el estómago vacío como jurado de un concurso culinario.
HONDARRIBIA BABARRUNAK 5897 w242Asi pues, para las 12:30, hora en la que tras las presentaciones a cargo de Xabier Gezala comenzó la degustación de las cazuelas, ya se había reunido el jurado conformado por Maritxu Lapitz Usandizaga (viuda de Juan José Lapitz y miembro de la Cofradía del Ttoro), Maite Otaño (Agricultora y presidenta de GILBE -Gipuzkoako Lorazale eta Barazkigileen Elkartea / Asociación de Horticultores y Floricultores de Gipuzkoa), Juan Manuel Garmendia (Presidente de FECOGA -Federación de Cofradías Gastronómicas-), Bittor Oroz (Técnico de Formación y Emprendimiento de la Fundación HAZI y nuestro coordinador, Josema Azpeitia.
Una vez instalado el jurado en sus asientos, Iñaki Gezala ofició de maestro de ceremonias, sirviendo los 16 platos de los que se valoró la presentación, la calidad del caldo, el punto de sal y la calidad, textura y sabor de la alubia en general. Llamó la atención, como suele ser habitual en e0stos campeonatos, cómo siendo tan pocos y tan simples ingredientes, los resultados pueden ser tan dispares, pero en ello radica la magia de la cocina. En general, la alubia, una variedad similar a la tolosana pero algo más grande y dura, gustó mucho por su textura tersa y su sabor, con toques salinos debidos a la proximidad del mar, una característica que se da también en el tomate y otros productos cultivados en estas latitudes.

Las tres cazuelas ganadoras

Tras la degustación de las 16 cazuelas, el recuento de puntos y la pertinente deliberación del jurado, se acordó repartir el palmarés de la siguiente manera:
Primer Premio: Sociedad Klink, con el plato nº 13, con alubias preparadas por Aitor Imaz y Carlos de la Paz Loiola. Segundo Premio: Sociedad Zumardikoa con el plato nº 5 y alubias cocinadas por Amaia Tobar y Jaizkibel Tobar. Tercer premio: Sociedad Txalupa con el plato nº 15 y alubias elaboradas por Ramón Balda.
Tras la entrega de premios, en la que los ganadores recibieron diferentes productos gastronómicos locales además de la correspondiente txapela, fue oficiada una opípara alubiada a todos los participantes del campeonato así como a los productores que aportaron las alubias, servida por Iñaki Gezala y su eficaz equipo en su restaurante. En este caso, las humildes alubias del concurso fueron acompañadas de generosas bandejas de “sacramentos” en las que no faltaba la costilla, el chorizo y la alubia. Un festín de primera para dar broche de oro a una entrañable jornada que fue acompañada, además, de un excelente tiempo.