DE HIGOS A BREVAS
El vasco medio hace el amor con la frecuencia que refiere el título. O eso dice el tópico. En cualquier caso, en esta simpática sección intentamos dar consejos para que, cocina mediante, ese sufrido euskaldun que somos todos mejore el ratio de “jincamientos” por unidad de tiempo (semana, mes... si lo mides en veces al día no necesitas esta sección).
Me he estado planteando también si no estaría yo cayendo en los defectos del más rancio patriarcado y mirando las cosas desde mi parcial punto de vista. Así que descolgué el teléfono (descolgarlo por donde, se preguntará algún milenial) y cual moderno Gila me puse en contacto con el “enemigo”. Al otro lado se oyó la angelical voz de una muchacha alicantina que atiende por Paula, que lo mismo te mete un triple que te prepara una cena de categoría, ya que además de jugar muy bien a baloncesto, es cocinera de profesión.
Preguntada por qué alimento, plato o guiso le seduciría me dijo sin dudar: “Elijo el higo”.
Tostamos tres rebanadas de pan con miga que una vez tostada quedará blandita por dentro y crujiente por fuera. Pelamos los higos como pelaríamos un plátano (el erotismo se desborda) y los cortamos en rodajitas finas. Solo con un buen aceite de oliva y cristales de sal ya está de muerte, pero podemos añadir un poco de foie rallado por encima (previamente lo tendremos una media hora en el congelador).
Para otra podemos utilizar jamón deshidratado en horno, sartén a fuego muy lento o microondas entre dos papeles absorbentes. Lo picamos bien y lo espolvoreamos por encima de las rodajas de higos con el chorrito de aceite.
Y la tercera la podemos preparar con los higos, nueces y trozos de queso azul por ejemplo.
Muchas frutas, por una u otra causa tienen un punto sexy, desde la tentadora manzana de Eva, a las rojas y apasionadas fresas o las peras y los plátanos por razones morfológicamente obvias. El higo o breva no es, como muchos creen, una fruta, si no una flor invertida. La próxima vez, en lugar de con una docena de rosas, habrá que intentarlo con unas tostadas de higos. Si con las alicantinas funciona, ¿por qué no habría de funcionar con las vascas?
Carlos Lahoz
Miravientos Distributions
ELGOIBAR