ESPÁRRAGOS AL CAFÉ DE PARIS
Hay una película antiquísima de cuyo nombre no puedo acordarme protagonizada, si mis pocas neuronas activas no me fallan, por Anthony Quinn. La vi siendo un crío así que espero me disculparéis si mis recuerdos no coinciden exactamente con la realidad. Creo que Anthony interpretaba a un esquimal que en un momento de la película se ofrece a compartir a su señora con la frase: “¿Quieres reír con mi mujer?”
Me ha venido a la memoria y me ha llevado a la reflexión de que aquí compartimos poco y menos a la pareja. Eso es difícil de cambiar, y ni falta que hace, dirá alguno, por nuestra educación católica, apostólica y romana, pero tal vez sí que podemos reírnos un poco más a la hora de practicar el sexo y también a la hora de comer. Y como en esta sección mezclamos un poco las dos cosas, vamos al lío.
La propuesta, más que sencilla es sencillísima. Necesitaremos unos espárragos de calidad (si los cocemos nosotros mismos ya es para nota), una salsa que explicaremos ahora, un par de baberos (opcionales) y unas vendas para los ojos.
El Café de Paris es una mezcla de especias y hierbas que normalmente se utiliza para hacer una mantequilla aromatizada que se coloca sobre alguna pieza de carne tipo entrecot. Nosotros la vamos a utilizar de forma diferente para darle un sabor muy particular a una mahonesa casera.
Ponemos un huevo en el fondo de un recipiente, cubrimos de aceite de oliva suave, sal y una cucharilla de café de Paris. Metemos el brazo de la batidora hasta abajo y comenzamos a batir a toquecitos hasta que empieza a cuajar y luego seguimos añadiendo aceite en hilo hasta tener lista nuestra mahonesa (a mí me gusta mucho con arroces y fideuás negros o de marisco, como si fuera un ali olí).
Ahora ya podemos disponer los espárragos en una fuente o bandeja bien napados de salsa, quitarnos la parte superior de la ropa (también podemos permanecer vestidos y usar los baberos) y vendarnos los ojos.
Colocados uno enfrente del otro/otra le vamos dando a nuestro partenaire espárragos enteros como si fueran calçots.
Son frescos, están muy ricos, las especias son afrodisíacas y la forma del espárrago es muy metafórica. Nos vamos a reír, vamos a comer y nos vamos a ensuciar. Esto requiere una ducha. Mejor compartida.
Carlos Lahoz
Miravientos Distributions
ELGOIBAR