EL QUE MUCHO ABARCA...
¡Qué grandes expertos en marketing son los amigos de la guía Michelin! ¿Hay alguien que no se haya enterado del lanzamiento de la misma? ¿Queda alguna persona mínimamente interesada en la gastronomía que desconozca que Eneko Atxa ha obtenido su tercera estrella o que los dirigentes de la misma siguen castigando a la lista San Pellegrino negando la misma categoría a Andoni Luis Aduriz? ¿Queda alguien que no sea consciente del cabreo que tienen en Madrid porque, después de prepararles la fiesta de lanzamiento con todos los honores, los inspectores de la famosa guía no concedieron una tercera estrella a ningún establecimiento de la villa y corte? ¿Alguien se ha quedado sin leer los ríos de tinta que se han vertido en los medios de comunicación guipuzcoanos, quinielas incluidas, para terminar con la decepción al ver que este año tampoco ha caído ninguna estrellita en nuestro territorio? Para bien o para mal, todo el mundo habla de la Michelin, y por mucho que la prensa y la crítica se quejen continuamente de su criterio, su elección, etc... no se puede negar que tanto por su volumen (1.120 páginas) como por su contenido (más de 1.800 restaurantes, más de 2.300 hoteles...) esta guía es toda una referencia para los amantes de la buena mesa. Sus estrellas, además, son esperadas como agua de mayo por los restaurantes, y todos los que son tocados por las mismas lo notan automáticamente tanto en la afluencia de público (y el correspondiente aumento en la facturación) como en la valoración que se hace de ellos, incluso cuando no se les ha visitado.
Dicho esto, no me voy a librar tampoco de ser crítico con la Michelin. Una cosa son las calificaciones que deciden sus inspectores en base a criterios establecidos desde arriba, y uno puede estar más o menos de acuerdo con las mismas, pero las estrellas no llegan ni a un 10% de los restaurantes reseñados en la guía. Y entre los reseñados sin estrellas, todavía no me explico que hasta la edición de este año no hayan reparado en el Lasa de Bergara, un establecimiento que en Francia estaría hace tiempo destacado en la guía. Y no me entra en la cabeza que los inspectores de la guía no consideren dignos de ser mencionados establecimientos como el Etxeberri de Zumarraga, el Bedua de Zumaia, el Gurutze-Berri de Oiartzun, el Salegi de Itziar, el Arroka Berri de Hondarribia, el Kuko de Ormaiztegi... Para finalizar, que alguien me explique que la selección de bares de pintxos donostiarras se limite a A Fuego Negro, el Ganbara y el Martínez. Es como si los inspectores llevaran lustros sin entrar en la Parte Vieja. ¿Nadie les ha hablado del Zeruko, La Cuchara, el Borda-Berri...? Sin dejar de ser una gran guía, no cabe duda que hay mucho por mejorar en la Michelin.