GRABADO EN LA MEMORIA
Conocí a Olivier Collin hace ya diez años en la Champaña. Fue una casualidad. Nos sentaron juntos en una mesa. Creo que hubo una sinergia especial
Hace unas semanas tuvo lugar la Cata Especial de Navidad en Essencia. Trece fueron los asistentes, los más rápidos en apuntarse, aunque unas cuantas más las que, desgraciadamente, no pudieron disfrutar de la sesión. En cinco minutos se habían cubierto las plazas. El cartel no era para menos. Entre Deux Bleus 2013 abrió la sesión. Chardonnay elaborado por el japonés Kenjiro Kagami, productor de culto de la región francesa de Jura. Conseguir una de estas botellas no es tarea sencilla. No sólo porque hay muy pocas, sino porque todo aquel amante del vino natural se muere por tenerlas en sus manos. Electricidad líquida, pureza en sus matices, singularidad.
Continuamos con Les Manyes 2016, de Dominik Huber. Un espectacular viñedo de viejas garnachas y el buen hacer de Dominik han convertido este vino en el mejor puntuado de todo el Priorat en la última lista del gurú Robert Parker. 100 puntos para este 2016. Casi nada. El vino hizo honor a su estatus. Enorme. Profundamente especial. Toda una sinfonía de aromas, texturas y sabores. Cada uno de sus matices aportaba y daba sentido sin tapar protagonismo al resto. acabábamos de empezar.
Recuerdo, hace casi 14 años, mi primera visita a Valdeorras. Paisaje emocionante lleno de viejísimas viñas y pendientes de infarto sobre el río Bibei. Era reciente la salida al mercado de As Sortes y ya desde aquella primera añada -2004- dejaba entrever las intenciones de su creador Rafa Palacios: elaborar grandes vinos. Nos llevó hasta su viña más especial: O Soro. Allí nos desveló su ilusión: dar a luz un vino exclusivamente con aquellas uvas. Años más tarde cumplió con lo dicho. En Essencia tuvimos la suerte de disfrutar su Sorte O Soro 2016. Lo recuerdo con lágrimas en los ojos y la piel de gallina. Este vino siempre me trae recuerdos emocionantes. Sin duda alguna, en el podio de los mejores blancos del Estado.
Tras este momento mágico, llegó el “aitona” de la sesión: Tondonia 1964. Añada histórica de una de las mejores y más especiales bodegas riojanas. ¡Qué bien les sienta el tiempo a los grandes! Lo complicado reside, bien en tener la paciencia y esperar su momento, bien en tener la suerte de tener acceso a botellas antiguas. Tremendo.
Michel Niellon siempre ha sido uno de mis favoritos en Borgoña. Escogí, para una ocasión tan especial, su vino más codiciado y escaso. Tan sólo dispone de 0´12 ha del Grand Cru Batard-Motrachet. Opulento y contundente en su añada 2011 y en un momento fantástico.
Y llegó el turno del Champagne. Conocí a Olivier Collin hace ya diez años en la Champaña. Fue una casualidad. Nos sentaron juntos en una mesa. Creo que hubo una sinergia especial. Me contó su historia. Comprendí que sus vinos no podían ser del montón. Al llegar a Donostia hice todo lo posible por traer algunas botellas y quedé fascinado. Así nos dejó su Ulysse-Collin Les Roises Blanc de Blancs, degollado en 2014, absolutamente entusiasmados con su carácter. Un vino para el que no existen adjetivos. Energía de la buena. Excepcional.
Finalizamos con un eiswein del Nahe: Bamberger Meddersheimer Altenberg 2000. Pura sedosidad y perfecta simbiosis en todos sus matices. Lástima que fuese tan pequeña la botella.
Una jornada memorable que quedará para siempre en nuestro recuerdo...
Salud!
ESSENCIA DE VID
DANI CORMÁN
ESSENCIA WINE
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