Viernes, 22 Noviembre 2024

ADIÓS A LUCHY SANTAMARÍA: LA ÚLTIMA GUISANDERA DE RIOJA ALAVESA

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In memoriam

 

El pasado 11 de agosto falleció, a la edad de 93 años, Luchy Santamaría, madre de los hermanos Rubén y Juanma Lavín, responsables de espectacular complejo enoturístico Villa Lucía de Laguardia que lleva, precisamente, su nombre.  

Lucía, Luchy, ha sido el vivo ejemplo de una generación de guisanderas que poco a poco, inexorablemente, se va extinguiendo. Esas mujeres que nacieron con una mano delante de la otra y han sobrevivido y prosperado a cuenta de trabajar de sol a sol. 

De hecho, Luchy, a pesar de llevar años retirada, seguía cocinando todos los días en su preciosa cocina en las traseras de Villa Lucía, y seguía teniendo una excelente mano, como nos demostró en octubre de 2020, en plena pandemia, cuando un día de frío riojano nos preparó ante nuestros ojos un desayuno que nos calentó el cuerpo y nos levantó el ánimo para toda la jornada. 

Luchy era amable, cercana, jovial… y ha mantenido hasta el último suspiro una vitalidad encomiable. Nos queda en la memoria aquel desayuno y la maravillosa conversación mantenida con ella, así como el imborrable recuerdo de los callos que llevan su nombre en la carta del restaurante, claro ejemplo de esa cocina de carácter que practicó toda su vida. 

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Vaya desde aquí nuestro más sincero abrazo para los hermanos Santamaría, que siempre han acompañado y adorado a la mujer que les hizo como son, y sirvan como epitafio las palabras que dedicamos en las redes a Luchy el día de nuestra última visita:

“La visita, en cualquier caso, comenzó visitando a la madre de los hermanos Lavín, Luchy Santamaría, una guisandera de 88 años que, ya retirada, conserva a su edad una vitalidad, una memoria y un fundamento avasalladores. De hecho, Juanma, Rubén y Juanan, el parrillero, trabajan codo con codo con Luchy en la recuperación de viejas recetas tradicionales de la zona para incorporarlas a su carta y a sus menús, ya que Luchy es una computadora viviente que guarda docenas de recetas y es capaz de explicarlas paso a paso.

Luchy nos recibió, haciendo gala de su arte, dando los últimos golpes de varilla a un chocolate artesano a la taza que, junto con el bizcocho casero con el que nos fue servido, sirvió de inmejorable reconstituyente en una gélida mañana otoñal alegrándonos cuerpo y espíritu. 

Charlando con Luchy, ésta nos habló de los años ejercidos como cocinera y, sobre todo, nos transmitió la pasión que siempre ha sentido por su labor, esa cocina basada en el fuego, en la chapa de la cocina económica y, sobre todo, en el cariño, un cariño que nos quedó clarísimo al degustar el chocolate y al ver con qué dulzura elaboraba simultáneamente una cazuela de pescado en salsa riojana, una preparación similar al ajoarriero que Luchy elabora, según nos contó, utilizando las partes más jugosas de la cabeza y el cogote de la merluza y otros pescados y pochando en la cazuela ajo, cebolla, pimiento verde y choricero en tiritas a los que añade tomate natural unificando con ello un plato exquisito presente en el menú que degustamos posteriormente.

Luchy, alegre y locuaz, también nos contó el “secreto” que utiliza para que sus asadurillas de cordero, también presentes en el menú, sean más jugosas que las de nadie, y nos confesó que a su edad sigue devorando libros de cocina y aprendiendo y poniendo en práctica nuevas recetas.”

Que la fértil tierra riojanoalavesa te sea leve, Luchy. Sobreviviste en tu infancia a una cruel guerra, trabajaste toda tu vida, y toreaste, en el ocaso de ésta, a una cruel pandemia. Te has ganado, muy merecidamente, el reposo eterno. Descansa en paz.