LA REVOLUCIÓN NECESARIA
Hace cuatro o cinco años escribí un artículo acerca de la necesidad que existía de llevar a cabo una reestructuración de la D.O.C. Rioja en cuanto a la diferenciación en el origen de los vinos y cómo plasmarlo en las etiquetas. Hablábamos de un sistema similar al establecido en Borgoña, aunque sin entrar en terrenos pantanosos de calificación de crus o pagos. Poníamos el ejemplo de la D.O.C. Priorat, donde recientemente se había incluido la categoría vi de vila o "vino de pueblo". Con ésta modificación, los productores pueden hacer mención en la etiqueta al pueblo donde pertenece la uva con la que se ha elaborado un determinado vino. Esto es algo que no sólo parece lógico, sino que el mercado actual, tanto nacional como internacional, lleva demandando años atrás. Buena parte de los consumidores de vino quieren saber, entre otras cosas, cuál es la procedencia concreta de ese vino para disfrutarlo en mayor medida, quieren vinos con personalidad, que se distingan del resto en función de su origen. La legislación actual en la D.O.C. Rioja no permite, entre otras cosas, esta mención al pueblo de origen de la uva.
Uno de los problemas, quizá el mayor de todos, es que se trata de un consejo regulador donde los que manejan el "cotarro" son las bodegas que venden más litros. Éstas tienen viñedos o compran uvas de varias zonas del territorio amparado por la denominación. Con las correspondientes mezclas de todas estas uvas, procedentes de multitud de pueblos, elaboran sus vinos de los cuales venden millones de botellas. Cualquiera de estos vinos, va etiquetado de la misma forma que un vino de un pequeño productor que, por ejemplo, elabora sus vinos a partir de sus propios viñedos de un determinado lugar, con unas características propias de ese lugar de origen. Evidentemente a éstas bodegas grandes, más bien fábricas de vino, no les interesa, por motivos obvios, que exista la posibilidad de una mención en sus etiquetas más concreta en cuanto al origen de la uva, y no porque la vayan a poner ellos, sino porque otros sí que van a hacer uso de ella, adquiriendo un mayor valor añadido y relegándoles a un nivel inferior.
Tras las reivindicaciones de unos cuantos bodegueros, principalmente de Rioja Alavesa, para conseguir un cambio en el modelo, el inmovilismo y menosprecio que ha mostrado el consejo regulador ha provocado que muchos productores se planteen abandonar la denominación. Bodegas Artadi, probablemente la bodega de mayor reconocimiento internacional de toda la D.O.C. Rioja, de la mano de Juan Carlos López de Lacalle, lanzó el órdago hace aproximadamente un año y ha cumplido su palabra. Ha sido el primero en abandonar. Esto, lejos de ser un drama, ha hecho que se empiece a hablar del tema no sólo en los círculos del vino, sino que ya ha aparecido en multitud de diarios e informativos y no sólo del estado, sino de otros muchos países. Desde mi punto de vista esto era absolutamente necesario y espero, aunque sea realmente complicado, que otras muchas bodegas sigan el ejemplo. Felicitaciones y aplausos por dar un paso tan importante. Como bien decía Juan Carlos en una reciente entrevista en Radio Euskadi colgada en mi muro de Facebook, "para atravesar el bosque existe más de un camino". Si no quieren una auténtica revolución, tendrán que adecuarse al momento actual. Ya está bien de hacer tan mal las cosas y de desaprovechar todo el potencial del que dispone una región tan privilegiada para la producción de vinos excelsos.
Por mi parte una propuesta, creo que bastante lógica, para atender al origen de los vinos: 1) Vinos "genéricos" o sin mención específica del origen; 2) Vinos de subzona. Para esto sería necesario establecer una serie de subdivisiones. El Diario de La Rioja hizo, en su suplemento del 29 de Noviembre de 2015, una división de la denominación en ocho zonas que podría resultar interesante; 3) Vinos de pueblo; 4) Vinos de parcela.
Pienso también que éste sería un momento excelente para la D.O. Navarra de adelantarse a sus vecinos y establecer un sistema que aportase mayor valor a sus mejores vinos, de tal forma que todos los productores se verían obligados a hacer un esfuerzo, muy necesario actualmente pienso, para no quedarse atrás.
En ESSENCIA seguiremos apostando por esos pequeños productores que miman su viñedo, que saben que es lo más importante y que intentan reflejar en los vinos su paisaje, su personalidad y su alma.
ESENCIA DE VID
DANI CORMÁN
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