La semana pasada tuve la suerte de compartir una magnífica comida con una persona muy destacada en el mundo del vino. Una persona de gran experiencia y con un conocimiento del sector en general al alcance de muy pocos. La comida se alargó bastante, tal y como merece un buen encuentro entre amigos. Según avanzaba la conversación, fueron surgiendo los temas más escabrosos. Uno de los temas de la charla se centró en las denominaciones de origen. 

Mi amigo se mostró muy crítico con el rumbo que están tomando algunas de ellas en España. Me puso varios ejemplos y me contó algunas cosas que pondrían en serios aprietos a más de uno. Se mostró especialmente crítico con lo que está sucediendo en Rioja, donde algunas bodegas tienen ya tomada la determinación de abandonar la Denominación de Origen Calificada Rioja donde, según me cuenta, los elaboradores que realmente lo hacen bien se sienten totalmente desamparados ante unas normas que consideran realmente injustas. En este caso concreto, la más que probable salida de Artadi, una de sus más emblemáticas bodegas va a revolucionar el sector y hará reflexionar a más de uno. Recordemos que algo parecido sucedió ya en la D.O. Cava, con la salida de Raventós i Blanc por incompatibilidades en cuanto a los criterios de calidad entre uno y otro. Grandísima pérdida también para esta D.O.

Con la última copa de vino, llegó a contarme algunos de los más oscuros entresijos de una región vinícola bastante cercana. Me aseguró que había visto muchos camiones cisterna, procedentes principalmente de La Mancha, descargar miles y miles de litros en varias bodegas donde, más tarde se preparan (correcciones, manipulaciones...), se embotellan y se etiquetan bajo el sello de esa D.O., cuyos auténticos vinos nada tienen que ver con estas farsas. Lo peor de todo es que estas mismas bodegas, se empeñan es hacer la vida imposible a los pequeños productores que se esfuerzan por elaborar vinos con personalidad a partir de sus propias uvas.

Desde mi punto de vista el problema, o al menos uno de los más importantes, reside en el gran poder de decisión que tienen las bodegas de mayor producción en estos consejos reguladores, al tener la mayoría en cualquiera de la votaciones que se propongan. Para ellos sólo cuenta el interés económico, dejando de lado la calidad y la identidad del producto y perjudicando a los que realmente hacen bien las cosas.

La sobremesa concluyó con un emotivo brindis por el vino y por las gentes cuyas buenas prácticas hacen que disfrutemos de los buenos vinos, de los vinos auténticos, de los vinos que realmente merecen la pena...

ESENCIA DE VID 

DANI CORMÁN
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