Jueves, 21 Noviembre 2024

CORPINNAT: LOS ESPUMOSOS RENACIDOS DEL CAVA

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En 1972, se constituyó el Consejo Regulador de los Vinos Espumosos y se aprobó la denominación de “Cava” para distinguir los espumosos españoles y desvincularse de la denominación protegida francesa de “Champagne”. En 1991 se aprobó el actual Reglamento de la Denominación de Origen Cava y de su Consejo Regulador.

En la actualidad las zonas la delimitación de producción del DOP Cava se extienden por 159 municipios y comprende la mayoría de los municipios de las 4 provincias catalanas (63 de la provincia de Barcelona, 52 de Tarragona, 12 de Lleida, 5 de Girona), pero también se extiende a los municipios de Álava (Laguardia, Moreda de Álava y Oion); Navarra (Mendavia, y Viana); de La Rioja (Alesanco, Azofra, Briones, Casalarreina, Cihuri, Cordovín, Cuzcurrita de Rio Tirón, Fonzaleche, Grávalos, Haro, Hormilla, Hormilleja, Nájera, Sajazarra, San Asensio, Tirgo, Uruñuela, y Villalba de Rioja); Zaragoza (Ainzón y Cariñena); de Badajoz (Almendralejo); y Valencia (el municipio de Requena).

La marca colectiva de espumosos Corpinnat, surgió como consecuencia de un desacuerdo de un grupo de productores de Cava con las líneas de actuación seguida por los responsables de la DOP. El problema empezó cuando en 1997 el grupo murciano J. García Carrión, fabricante de los productos Don Simón, compró la bodega de Cava Jaume Serra en Vilanova i la Geltrú. Este grupo decidió como estrategia comercial abaratar sus productos, lo que le llevó, a lo largo de los años, a ser el líder de los fabricantes de Cava de marca blanca y suministrador preferente de Mercadona. La competencia de precios llegó a tales extremos que en 2013 los supermercados Lidl llegaron a vender el cava Arestel, al irrisorio precio de 0,99 euros la botella. Esta política de precios afectó, incluso, a las dos bodegas de cava más importantes, Codorniu y Freixenet, que optaron también por competir en precio popularizando algunos de sus productos. Pero los pequeños productores, que apostaban por la calidad, no pudieron igualar las ofertas, lo cual les suponía un grave perjuicio.

La situación empeoró cuando en la primavera de 2018 dos multinacionales se hicieron con el control de las dos grandes empresas catalanas del Cava. Por una parte el fondo de inversión americano Carlyle Group adquirió la mayoría de acciones de Codorníu, que ostentaba la familia de los Raventós, y por otra la multinacional alemana Henkell & Co. Sektkellerei, se hizo con el 51% de Freixenet, que poseían las familias Hevia y Bonet.

Todos estos hechos agravaron el panorama del Cava. Algunos productores querían diferenciarse por los más exigentes estándares de calidad, así como por un segmento más elevado del mercado y la DOP no se lo permitía. En septiembre de 2017 seis bodegas (Gramona, Llopart, Nadal, Recaredo, Sabaté y Coca, y Torelló) fundaron la Associació d’Elaboradors i Viticultors Corpinnat (AVEC), copresidida por Xavier Gramona (Gramona) y Ton Mata (Recaredo). Posteriormente se sumaron Can Feixes, Júlia Bernet y Mas Candí. El 30 de enero de 2019, nueve elaboradores de cava decidieron agruparse bajo la marca Corpinnat y abandonar la Denominación de Origen Cava.

El nombre de Corpinnat deriva “Cor”, corazón en catalán, y “pinnat” que proviene la raíz etimológica “Pinnae”, que se refiere al origen del topónimo Penedés, es decir, espumosos del corazón del Penedés. Actualmente Corpinnat lo constituyen 11 marcas: LLopart, Gramona, Nadal, Recaredo, Sabate i Coca, Torelló, Can Feixes, Júlia Bernet, Mas Candi, Can Descregut y Pardas.

Las características distintivas del espumoso Corpinnat son utilizar para la elaboración solo uva 100% ecológica, limitación de kilos por hectárea, vendimia realizada a mano y vinificación exclusivamente en la propiedad, así como una crianza en botella superior a 18 meses.

 

 

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Miguel Pocoví
Catedrático de Bioquímica