Hay palabras que a fuerza de usarlas y de ser asumidas por la sociedad y, lo que es peor, por los estratos más manipuladores y tergiversadores de la misma, pierden completamente su sentido y son llevadas con total descaro al terreno de las estrategias más tramposas. 

Me venía esta reflexión a cuenta de la enésima vez que, tras comprar una bolsa de magdalenas marca blanca de un supermercado de esos que nos han acostumbrado a pagar las bolsas de la compra para no malgastar plástico por “sostenibilidad”, me encuentro dentro cada una de ellas envuelta de manera independiente en un plástico, el mismo plástico que utilizan para envolver absolutamente TODO en las secciones de pescadería, carnicería, frutería... lugares en los que históricamente se compraba el género a granel. Por supuesto, al pagar la bolsa rellena de bolsitas recibí mi ticket, el ticket bai y así como 7 u 8 vales-descuento inservibles impresos en papel. Papel, eso sí, reciclable, al igual, imagino, que la tinta que lo mancha y que ignoro dónde acabará en el ciclo natural.

McDonalds llama “Happy Change” a sus políticas “sostenibles”, pero oculta que el verdadero “cambio feliz” sería que la gente cambiara de hábitos y dejara de consumir sus productos envueltos, al 100%, en papel o plástico. Pero no, las cadenas que invitan incesantemente a encargar comida para llevar (más gasto en envases) crecen año tras año sin importarles que su huella contaminante amenace con engullirnos algún día igual que tantos y tantos obesos mórbidos engullen su comida basura. 

No se vayan todavía, aún hay más: La guía Michelin y otras similares premian como “sostenibles” a restaurantes de “alta cocina” cuyo modelo, únicamente destinado al extranjero con “posibles”, conlleva la promoción de un turismo gastronómico exclusivo con aumento inevitable de la huella de carbono, desplazamientos excesivos por una simple comida,  helipuertos a la puerta del “baserri gourmet”, importación de productos cultivados a miles de kilómetros... y esos restaurantes, ahora, nos vienen con que están luchando más que nadie contra el “desperdicio alimentario” porque son capaces de elaborar un puré trufado con la piel de la patata... eso sí, enchufando 5 horas la Thermomix... ¿Sigo? No lo duden... seguiré, porque el tema se las trae.

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ESTUPIDO CONCIENZUDO

JOSEMA AZPEITIA
Coordinador de Ondojan.com