GURUTZE-BERRI: Templo de la caza a los pies de Peñas de Aia
- Texto: JOSEMA AZPEITIA. Fotografía: RITXAR TOLOSA
Gurutze-Berri es un establecimiento que ofrece mucho más de lo que aparenta a simple vista. Quien tenga la suerte de poder visitar sus entrañas se sobrecogerá con la maraña inabarcable de salones, pasillos, almacenes, bodegas y cocinas que componen su parte “oculta”. Ya de cara al público, podríamos pasar horas contemplando curiosidades como los gigantescos hongos de madera esculpidos en francia y “plantados” en su jardín, las estatuas de tigres y leones compradas por Xabier Zapirain en sus viajes a Vietnam o India y que franquean la entrada principal, los relojes franceses de los siglos XVIII y XIX que adornan su comedor, los antiguos utensilios ya en desuso que decoran los diferentes txokos...
Y es que Gurutze-Berri tiene historia, mucha historia, 40 años en concreto que se cumplieron el pasado 1 de mayo, desde que Xabier Zapirain padre, entonces asociado con Luis Irizar, se hiciera cargo del restaurante dirigido hasta la fecha por la familia Galardi. Como si hubiera estado predestinado, Xabier Zapirain hijo, actual responsable de la cocina, nació dos días antes, el 29 de abril de 1969. Irizar dejó la sociedad a los cuatro años y desde entonces Gurutze-Berri ha sido un negocio familiar en el que junto a Xabier trabajan su hermano Gorka y su madre, Mª Luisa Ruiz, atendiendo a la clientela. Xabier padre, aunque ya retirado, sigue ayudando en todo lo que puede.
Gurutze-Berri es un templo del buen comer. Xabier Zapirain es un cocinero terriblemente inquieto que ha sabido combinar sabiamente la cocina tradicional que exigía un negocio con unas raíces profundamente ancladas en su entorno, con toques de autor y osados guiños internacionales recogidos en sus múltiples viajes. La influencia francesa también es patente en la cocina de este chef que se formó 3 años en la Escuela de Hostelería de Biarritz y trabajó una temporada en Córcega.
Xabier cocina con mimo, elaborando platos suculentos en generosas raciones servidas con una cuidada presentación. Gurutze-Berri fue uno de los primeros restaurantes de Gipuzkoa que apostó por los platos de caza, y sigue manteniendo dicha tradición con una exquisita variedad de propuestas: Arroz con zorzales, Perdiz a la cazadora, Civet de liebre, Medallones de ciervo “Camberland”, Jabalí con judiones de la Granja San Ildefonso...
Además de la caza, en la carta de este local nos encontramos con sugerentes platos como Terrina casera de foie (que sorprende a los propios franceses), Hongos al horno (disponibles todo el año y embotados en el propio restaurante), Rodaballo con salsa de curry, Callos al estilo chef, Moussaka de cordero, Torrijas con helado de arroz con leche...
Y qué decir de su bodega. Los amantes de los vinos pueden enloquecer ante una carta que cuenta con auténticas reliquias como añadas de Paternina de 1928, Bodegas Bilbaínas de 1952, Marqués de Riscal de 1925... a unos precios totalmente accesibles.
Completa la oferta de este recomendable establecimiento un hotel con 36 habitaciones completamente equipadas con precios entre 48 y 60 euros y varios salones para bodas y celebraciones que pueden albergar hasta 400 personas. Visto lo visto, creo que si me volviera a casar, lo haría en Gurutze-Berri.
GURUTZE-BERRI
Bizardia plaza, 7 - OIARTZUN
Tf: 943 49 06 25.
Cierra: lunes.
NUESTRA DEGUSTACIÓN:
Cuidadas elaboraciones, variedad y originalidad
El clasicismo imperante en el comedor de Gurutze-Berri contrasta en parte con la cocina de Xabier Zapirain, que es terriblemente colorista, y ofrece gran cantidad de toques originales y divertidos. Un buen reflejo de la forma de ser de un cocinero inicialmente parco en palabras, pero que tiene muchas cosas que contar.