ALL I OLI: CALÇOTS Y OTRAS DELICIAS DE CATALUNYA

| nº 148 | enero 17
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En Donostia y alrededores somos muy vascos. Bebemos txakoli de Getaria, nos vamos de pintxos siempre que nos lo permita el trabajo y el presupuesto, y no nos perdemos la temporada del txotx por nada del mundo. Pero la capital giputxi nos permite también elegir y, si queremos, podemos sentirnos catalanes por un día sin salir de sus límites.

Al igual que en la anterior temporada, un grupo de comunicador@s acudimos recientemente al restaurante All i Oli de Martutene para degustar los calçots de este año, siguiendo la tradición catalana de disfrutar entre amigos de estas cebolletas a las que no se deja alcanzar su desarrollo total quedando el bulbo liso, cual si fuera un puerro.

Los calçots son asados a la brasa, posteriormente guardados en una caja de poliespan y finalmente envueltos en papel de periódico para que se ablanden y alcancen una textura melosa, fundente, que permite degustarlos tal cual o bien acompañados de la tradicional salsa romescu de frutos secos que ensalza su gusto y les añade sabrosura.

Desde el pasado mes de noviembre hasta finales de abril, este restaurante, situado a la orilla del río Urumea, en pleno centro de Martutene y cómodamente accesible en tren desde el centro de Donostia o cualquier localidad con estación de Renfe, ofrece un "Menú calçotada", que por 35 euros por barba incluye una docena de calçots, aperitivo de la casa consistente en un paté de hígado de conejo con tostaditas, una ración mixta de butifarra blanca y negra con mongetes (pequeñas alubias blancas similares a las pochas), patatas al caliu asadas, como indica su nombre, al calor de las brasas, y crema catalana casera, todo ello acompañado del típico Pa amb tomàquet, unas generosas rodajas de pan de payés bien untadas con ajo, tomate y aceite de oliva virgen extra.

El precio del menú incluye el IVA, la bebida (tinto o blanco Raimat Clamor), una copa de Cava y el café, es decir, que nos encontramos ante un precio cerrado a cal y canto, a no ser que caigamos en alguna tentación fuera de menú. Sin duda, se trata de un precio más que ajustado, que permite disfrutar de una de las tradiciones más representativas de Catalunya que resulta ideal para acudir en grupo por su carácter festivo y divertido. Eso sí, en All i Oli se cuida al milímetro la calidad del género ofreciendo auténticos Calçots de Valls, los más prestigiosos del país mediterráneo, que cuentan con Indicación Geográfica Protegida propia.

En nuestro caso, habíamos degustado ya el menú calçotada en la anterior temporada, por lo que nuestros anfitriones, César Barrera y Arantza Mendioroz, ayudados de las hermanas de ésta, nos dieron a probar una serie de platos fuera de menú para que tuviéramos una imagen más global de la oferta de All i Oli.

ALL I OLI caracoles bixigarri 10 OJ148Comenzamos con el aperitivo de la casa, el rico paté de hígado de conejo, acompañado del jugoso pa amb tomàquet preparado al momento delante nuestro. Y antes de la calçotada, aunque ya lo habíamos degustado anteriormente, nos agasajaron con una de las grandes especialidades de la casa: los caracoles a la Llauna. Los animalitos son asados en vivo, a la brasa, dentro de una llauna, el recipiente metálico que da nombre al plato, y antes de ser servidos son flambeados con ron, con lo que el plato sale a mesa envuelto entre llamas, ofreciendo una imagen espectacular. Además, los caracoles están deliciosos, ya sea solos, o bien acompañados del verde e intenso alioli casero que se sirve conjuntamente.

Tras los caracoles, disfrutamos de los calçots propiamente dichos, momento en el que los comensales son invitados en All i Oli a vestirse un práctico babero que evita las casi inevitables salpicaduras que conlleva la ingesta de los mismos, que requiere grandes dosis de habilidad y puntería. En cualquier caso, no sufra por anticipado el lector, ya que César, modélico anfitrión y paciente "profesor", ofrece, mesa por mesa, una práctica máster class sobre cómo sujetar y pelar los calçots antes de llevárnoslos al coleto. Tras su intervención, no lo duden, cualquiera es capaz de afrontar el reto con dignidad.

Finalizados los calçots y con los baberos bien "decorados", pasamos a degustar las comentadas especialidades de la casa, empezando por un meloso y sorprendente arroz "sarandonga" de bacalao y su pil-pil, y dos piezas de carne a la parrilla: un solomillo de cerdo ibérico pimentado y un magret de pato. Ambas piezas se sirven sencillamente asadas, con una guarnición de patatas al caliu, aunque en mesa pueden ser acompañadas del mencionado alioli casero o de una potente mostaza al estragón que es ofrecida junto a la carne. Ambos platos, en cualquier caso, destacan por su calidad y su sabor.

Como postre, pudimos probar una exclusiva especialidad, la “Tarta Arantza”, postre ideado por Arantza Mendioroz, consistente en una pasta quebrada sobre la que descansa una compota de manzana y es cubierta de crema catalana. Jugoso y potente, supuso el colofón ideal a una jornada en la que, como hemos comentado al inicio, nos sentimos catalanes por un día... aunque comimos como vascos !!!

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