EUSKAL SEDUCTION

| nº 220 | abril 2023
EUSKAL SEDUCTION Imagen 1

 

Compartir la comida, comer con las manos, usar un único plato para los dos, dar de comer al otro... son cosas que a mí al menos me resultan eroticonas. Son divertidas y requieren un cierto grado de confianza y complicidad o ayudan a lograrlo. Si estamos de acuerdo ahora hay que pensar qué preparamos para comer. En los tiempos que corren podríamos proponer unas fresas para dárselas en la boca a nuestra pareja, un guacamole con nachos para “dippear”, sorber a la par del mismo vaso de “smoothie” o alguna otra modernez envuelta en el anglicismo de turno. Pero no. Cual galos en su pequeña aldea nos resistiremos ahora y siempre al invasor. Nosotros, los vascos, tenemos nuestras propias armas de seducción.

Sea la moza autóctona o de importación vamos a intentar conquistarla sin impostar nada, enseñándole parte de nuestra cultura gastronómica y con un producto maravilloso y de temporada. ¿Nos atrevemos a intentar seducirla preparándole unas anchoas?

La receta es tan sencilla que la mayor parte del trabajo se la lleva la limpieza, incluso hay ocasiones en las que nos las limpian en la pescadería. La elaboración no puede ser más simple. Picamos unos dientes de ajo en láminas y los ponemos en una sartén con bastante aceite y un par de cayenas. Cuando se doren los sacamos y los reservamos.

Secamos bien las anchoas con papel de cocina y en tandas no muy numerosas las metemos en el aceite bien caliente. Apenas unos segundos por cada lado bastarán. Lo más importante es no echar muchas anchoas a la vez, para que no baje la temperatura del aceite y podamos manejarlas bien sin que se nos rompan.

Todas al mismo plato o bandeja, ponemos por encima los ajos y al centro de la mesa, sin cubiertos. Cada filete de anchoa se desprende de la espina con facilidad, podemos comer o dársela a nuestra pareja. Es un auténtico manjar. Para que la cosa fluya no hay mejor lubricante que un vino. Como hemos decidido apostar por lo vasco y como nada le va mejor a la anchoa que un buen txakoli bien frío, pues está decidido. Si queremos salirnos un poco del corsé podemos optar por un txakoli rosado o uno espumoso, no vaya a pensar que somos tan clásicos que no va a haber forma de sacarnos del misionero y con la luz apagada.

 

AINARA retrato wOJ200

 

 

 

 

 

Carlos Lahoz
Miravientos Distributions
ELGOIBAR