LA LLELDIRIA: LA FERMENTERÍA ESCONDIDA EN LOS VALLES PASIEGOS
Sara y Aitor han sabido conjugar a la perfección su actividad con el respeto al entorno, las costumbres y la forma de vida del lugar.
No creo que muchos hayáis oído hablar antes de San Roque de Riomiera (municipio de 340 habitantes), uno de los rincones más bonitos de los Valles Pasiegos de Cantabria. Y seréis menos los que hayáis estado allí, porque es uno de esos sitios que no queda de paso.
Yo tuve la suerte de descubrirlo hace ya unos años y me pareció un lugar idílico, de esos donde en un paseo por la montaña en plena Semana Santa, apenas te cruzas con gente. Con un paisaje espectacular, salpicado de cabañas de piedra, hayedos centenarios y con aroma a cocidos montañeses, lo normal es que te toquen la puerta de casa para ofrecerte unos huevos caseros de las gallinas de la cabaña pasiega de al lado.
Por eso no me pareció extraño cuando escuché que, en Miera, una aldea cercana a San Roque, dos valientes se habían atrevido a hacer realidad su sueño y habían montado una fermentería de quesos.
Sara y Aitor, una americana y un cántabro, se liaron la manta a la cabeza y reconstruyeron una de esas idílicas cabañas que salpican el paisaje, buscando convertir su afición en su forma de vida. Se han ganado a pulso el título que ostentan de queseros artesanales, pero es que, además también elaboran embutidos y realizan fermentaciones de bebidas.
Han sabido conjugar a la perfección su actividad con el respeto al entorno, las costumbres y la forma de vida del lugar. En poco más de un año sus quesos de vaca (bautizados como Siso, Carmina, Lolo, Mari y Tino, los nombres de los dueños de las ganaderías artesanas de la zona) elaborados tradicionalmente con la leche de sus vecinos, ya son objeto de culto. Y son las caras de estos paisanos las que nos saludan desde el envoltorio.
Además de elaborar los quesos y el resto de productos que os he detallado, ofrecen visitas, catas y degustaciones de sus productos y de otros con denominación de origen Valles Pasiegos. El toque romántico lo pone la Llelda móvil, una clásica caravana que acercan donde se lo solicitan y que además personalizan con la degustación que uno desee.
Han realizado jornadas gastronómicas y ahora en verano conciertos y debates al aire libre.
¡Ah! Se me olvidaba. También han puesto en marcha el Club. Una forma de poder llegar con sus productos a lugares donde hace años sería impensable y de hacer amig@s, que reciban en su casa una buena porción de estos maravillosos Valles.
Mejorar la vida rural sin intentar cambiar la tierruca. Ese es su objetivo. Y lo están consiguiendo.
IG @lalleldiria
www.lalleldiria.com
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NERE ARIZTOY
Consultora de turismo gastronómico especializada
en sistema alimentarios